"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

martes, diciembre 27, 2011

Recalentado cruel

Recuerdo muy bien que en la casa de mi mamá por estas fechas había todavía recalentado. Ay, ay, ay, pero si ya eran los Santos Inocentes y estaba casi llena la olla de mole de romeritos. Sólo porque a mi mamá le gustaban a todos los hijos nos obligaba a comerlos, lo más horrible era cuando venían visitas a saludarnos y nos endilgaban otra vez el mismo guiso oscuro y pastoso. Había que volverse catador y averiguar a quién le había quedado más feo semejante revoltijo; si a mi mamá o la comadre, y había que ver a quién le habían quedado más saladas las tortas de camarón que coronan este platillo. El guisado de romeritos es también conocido como Revoltijo, este nombre le queda más que ni pintado, porque es eso: un verdadero revoltijo pantanoso de: mole, romeritos, jitomate, nopales y por si no es suficiente tal sinfonía barroca hay que agregarle: tortas de camarón. Pero, si a nadie le gustaban tanto, ¿por qué todas las familias hacen su olla rebosando de mole de romeritos? Claro, no faltaba quién, queriendo acabar a toda costa lo más rápido de su olla saliera de buen samaritano a repartir el esperpéntico guisado.
Uno como todo buen niño, al día siguiente de haberse atragantado con eso lo único que quería comer era cualquier cosa que no fuera la comida tradicional de esa época. La pesadilla continuaba en Año Nuevo y volvían a la carga los recalentados de los vecinos, la madrina o el amigo que no había venido antes a felicitarnos pero que, ¿adivinen qué nos traía para compartir? “Pruébenlos, me quedan bien sabrosos.” ¿Por qué mejor no nos traían buñuelos, capirotada o ya de perdis una buena Ensalada de Nochebuena? No señor, era Día de Reyes y en mi refrigerador seguía la presencia de dicho revoltijo materno e incluso de los ajenos.
Pero lo peor de toda esta historia es que alguna deformación sufrimos cuando nos hacemos adultos, algo sucede en nuestro inconsciente y recreamos en nuestro hogar ese mismo platillo para hacer sufrir ahora a nuestros hijos: Yo también hacía mi olla de romeritos y escribía la misma historia de pesadilla en la memoria de mis hijas. La diferencia es que con el paso del tiempo aprendí que no hay que comprar más de medio kilo de romeritos y entonces el consumo será aproximado para acabarse en un solo día, además que no acostumbro a comerlo en Navidad, sino en Semana Santa, ¿serán los recuerdos del recalentado que quiero evitar?
Año con año, el menú de las fiestas de fin de año se vuelve fiel, se repite, los platillos son ortodoxos, se impone la tradición. Es por eso que en estas épocas la añoranza viene acompañada de sabores familiares, que incluso como el caso que narré puede ir hasta con platillos que no nos fueron gratos, sin embargo nos marcaron indeleblemente.


Independientemente de los recalentados interminables, quiero desearles a todos un Feliz Año lleno de bendiciones, gracias por la dicha de ser.
querétaro 037

domingo, diciembre 11, 2011

Un dulce olor muy maternal


gorditas de la villa
Este año me invitaron a participar en un calendario muy especial: El calendario de Adviento que organiza Noema de Intercultura y Cocina. En este blog, cada día del mes se abre una ventana que nos lleva a un país distinto y nos muestra un platillo relacionado con la Navidad o con una fecha representativa del mes de diciembre. En mi caso la ventana que me corresponde se abre el día 12. Esta entrada nada tiene que ver con la Navidad. Simplemente es una fecha de celebración en todo México.
Dia_12
Hay nombres de platillos de comida que cuando uno los menciona nos provocan una emoción y una necesidad antojadiza por comerlos lo más pronto posible. Sobre todo si nuestros recuerdos rodean ese producto de una atmósfera de sublimación. Son de esos alimentos que guardamos en el baúl entrañable del afecto, del sabor. Eso me pasa con unas galletas muy sencillas, con ingredientes y colores tan mexicanos que muestran su delicadeza al sólo sacarlas de su envoltura. Además porque tienen un gran arraigo de pertenencia en el lugar donde las venden. Me refiero a las gorditas de la Villa de Guadalupe que venden en el Cerro del Tepeyac, en la Ciudad de México. Son unas pequeñas tortillitas de harina de maíz cacahuazintle y azúcar, que se cuecen en un minúsculo comal sobre carbón y luego las envuelven en papel de china con colores llamativos. Pero lo más rico de todo esto es el olor del maíz al cocerse.
diciembre 073
Cuando uno dice: ¡Vamos a la Villa!, ya sabemos que además de ver a la virgen, toda nuestra mexicanidad la tendremos presente en ese lugar, porque la Guadalupana trasciende más allá de lo religioso. Se funde un sincretismo de culturas ya que en la antigua cosmogonía precolombina en el cerro del Tepeyac era adorada Tonantzin, la madre de los mexicanos “nuestra señora”. Ahora Tonantzin y la virgen de Guadalupe es una sola.
Además de visitarla uno puede darse el tiempo de comprar un paquete de estas gorditas en los puestos callejeros cercanos.
 nican
En el texto en náhuatl del Nican Mopohua, el más antiguo que se registra sobre las apariciones de la virgen de Guadalupe, dice algo así como: “Acaso no estoy yo aquí que soy tu madre” esa frase está escrita debajo de la imagen de la virgen. (Según mi mamá, que luego le hace a lo nahuatlata [hablante o estudioso de la lengua náhuatl] lo que realmente dice el Nican Mopohua es: “Acaso no estoy yo aquí que tengo el honor de ser tu madre”) Precisamente esas palabras de consuelo que según le dice la virgen a Juan Diego las tengo presentes en ese olor dulce del maíz de las gorditas cocinándose y con toda la sutileza de la consistencia de la masa deshaciéndose en mi boca. Es como un abrigo cálido y amoroso que me envuelve, igual a un cariño auténtico, como el de una madre.
Actualmente afuera de muchas iglesias se encuentran a la venta estas gorditas, resulta imposible que pasen desapercibidas con ese olor y los colores de su envoltura.  Siempre afuera de alguna iglesia, pero todos sabemos que no podría haber un alimento más nacional que represente a la virgen del cerro del Tepeyac.

Gorditas de la Villa de Guadalupe

¿Qué necesito?
diciembre 041250 gr. de maíz cacahuazintle, es indispensable que sea con este maíz porque es un sabor muy característico.
100 gr. de azúcar
75 gr. de mantequilla o manteca de puerco (yo los hice con manteca)
1 cucharadita de vainilla
1 pizca de bicarbonato de sodio
2 yemas
¿Cómo lo hago?
El maíz se muele en seco en el molino, si cierne en un tamiz muy fino. La manteca y el azúcar se baten hasta que se suavice y se haga una pasta lisa, se agregan las yemas una a una y la vainilla. Se incorpora el maíz y el bicarbonato. Si es necesario agregarle un poco de agua a la mezcla para hacerla más maleable se le agrega poco a poco. Debe quedar una pasta consistente para comenzar a hacer bolitas y luego aplastarlas para hacer las pequeñas galletitas sobre un comal o sartén grueso. Primero de un lado y luego se voltean del otro. Lo ideal es comerlas enseguida, calientitas, envueltas en papel de china de colores.
colage
diciembre 079

sábado, diciembre 03, 2011

Una luz pálida y melancólica

Te debo una receta que no te he podido entregar. Sabes que este año se trastornó mi vida. El cambio de domicilio y de muchas cosas que dejé atrás. Fue además una ruptura y pude darme cuenta quién está conmigo y quién se alejó para siempre. Quién te brinda ayuda y quién se excusa y no lo hace. Ha sido un año lleno de aprendizaje que la naturaleza te revela día con día, no más que las personas. Hemos partido de cero y comenzamos una nueva vida, sin conocer a nadie, pidiendo ayuda algunas veces y recibiendo sólo críticas. Cualquiera diría al ver el lugar en que habito que todo ha sido fácil, que así lo encontramos. Creo que, después de un año, puedo decir por fin que he logrado estabilizarme. Reconozco de nuevo los atardeceres de diciembre que incendian de colorido las tardes. El sol ha dejado de ser tan rabiosamente abrazador. La luz de diciembre es pálida y melancólica, algo tiene de sensatez y tranquilidad. Supongo que eso es lo que ha permeado este otoño en mí.
Aquí te dejo la receta del pastel de zanahoria. Un pastel especial para este otoño-invierno. Esta receta es la que me gusta a mí, y aunque me lo critique cierto personaje y me diga que es mejor el que hace ella, es mi pastel casero, íntimo, entrañable, sin artificios y es el que me gustaría preparar para tu cumpleaños, estas fotos las tomé el día del mío. Espero que lo prepares tú o que te lo haga tu hija, como a mí me ayudó la mía. No es tan complicado. Gracias por estar ahí, hermana.
cumpleaños

Pastel de zanahoria

3 tazas de harina
2 tazas de azúcar morena o mascabado
1 cucharadita de sal
1 cucharada de royal
1 cucharada de canela molida
1/4 cucharadita de nuez moscada
1 1/2 tazas de aceite de maíz
4 huevos ligeramente batidos
1 cucharadita de vainilla
1 taza de nuez picada
2 1/2 tazas de zanahoria rallada
3/4 de piña en almíbar (opcional)
1 taza de frutas secas como:mango, papaya, dátil, piñones, pasitas rubias, arándanos, etc.
Horno precalentado a 200° C
El aceite se bate con el azúcar, despues se le pone la canela con la vainilla, y los huevos, uno a uno. Se agregan los demás ingredientes secos: harina, sal, royal. Luego la nuez, la zanahoria y las demás frutas.
Se hornea aproximadamente 50 minutos o hasta que al hundir un palillo en el centro del pastel salga seco. Se deja enfriar completamente y se cubre con la cubierta de queso.
Cubierta
Un paquete grande de queso philadelphia que se va a batir con:
5 cucharaditas mantequilla
1 taza de azúcar glass
1 cucharadita de vainilla
1 cucharadita de jugo de limón
Todo esto a temperatura ambiente se mezcla con una batidora hasta quedar bien mezclado todo.
Se cubre el pastel con esta mezcla. Si gusta decorar con duya y hacer las zanahorias se puede separar un poco de la mezcla en 2 pequeñas porciones para hacer el color verde y naranja. Si no puede ir todo cubierto de la mezcla blanca de queso.
julio 345
pastel

jueves, noviembre 24, 2011

Homenaje al Maguey

A mi amigo Raúl Guerrero Bustamante
para soportar las penas
Estaba buscando sinónimos para la palabra HOMENAJE
Encontré estos ejemplos:

ofrenda

noviembre 020


veneración

mural

premio

 casitademaguey

admiración

marzo 601 

obsequio

noviembre 049 noviembre 057








honra

noviembre 110 noviembre 115









ofrecimiento

marzo 418

recompensa

marzo 559

















cortesía

gualum
Cada uno de los sinónimos queda a la perfección para el árbol de las maravillas, el señor MAGUEY, o como bien dijo Diana Kennedy: El árbol madre. Antiguamente, cuando los españoles llegaron a México llamaba la atención el uso integral que se le daba, no había una sola parte que no rindiera beneficios. Y es que son admirables todas las dádivas que nos ofrece: es techo, es vestido, es inulina, es forraje, es jabón, es bebida y es comida.
En la antigua entrada que escribí el año pasado  (véanla) sobre mis impresiones en el Congreso del Maguey y el Pulque, en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, les había comentado que el Maguey es un agave, un total de 288 especies que existen y el 75% de estos crecen en nuestro país. Es así que hay un agave especial para el tequila: A. tequilana; para el mezcal están otros, según la región. Así que hay distintas especies para Oaxaca, San Luis Potosí, Sonora, Guerrero, Zacatecas. El aguamiel con el que se hace el pulque se extrae principalmente del Agave salmiana, el A. mapisaga. Existen otros que son especiales para producir fibras, montón de familias distintas con nombres raros pero bien que sabemos que son Agaves. La palabra viene del griego y significa admirable.
En el congreso se trata de difundir la amplia cultura que existe en torno a esta planta maravillosa, además de buscar una ley de protección del maguey y el pulque, y continuar con el objetivo de fundar el Museo del Maguey y el Pulque Tepeapulco, Hidalgo.
Diana Kennedy, la etnogastrónoma, toda una institución en la cocina mexicana, participó en este Congreso. Diana comentó que la madre de México, es el maguey. Porque da todo. Ella reconoce que cuando llegó en los años 60´s le llamaba la atención ver los campos de maguey, grandes extensiones de estos sembradíos; y que hoy por desgracia cada vez se ven menos.
noviembre 039
En su charla sobre la gastronomía del maguey, abordó los productos que utiliza en su casa para cocinar. Le gusta mucho el pan de yema y pulque que está en su recetario de Oaxaca al gusto, además utiliza para cocinar vinagre de pulque que ella prepara, los tamales de anteras o espigas de maíz tostadas y molidas puestos a fermentar con pulque, pollo en pulque, salsa borracha,. Además, de vez en cuando también le gusta degustar del neutle como un tónico, y claro, le gusta natural, el más sabroso.
Ella hizo énfasis en que se debe reconocer la importancia de las cocinas indígenas y los entornos que están desapareciendo en México. Es preciso proteger los ingredientes mexicanos que se han descuidado y mermado en su producción por no tener el suficiente apoyo para su cultivo como la vainilla y el cacao, ambos originarios de México y que ahora otros países son los principales exportadores; como Madagascar con la vainilla y Costa de Marfil y Ghana con el cacao. ¿Cómo es posible que se importen chiles guajillos de India, de China, de Perú, que se pierda la diversidad del maíz por introducir semillas más resistentes pero que son transgénicas? ¿De que sirve que se haya inscrito la Gastronomía Mexicana como Patrimonio Intangíble de la Humanidad si no se preservan los ingredientes de este suelo?
Diana tiene un espíritu renovador y congruente con lo que piensa, dice y hace. Muchas de sus posturas en defensa de la ecología me impresionaron en los días que conviví con ella. Me gusta que ella siempre ha reconocido la importancia de las mujeres indígenas, depositarias de las tradiciones ancestrales. Es de ahí precisamente de esas mujeres de donde ella escribe las recetas de sus libros.
Una de las diversas conferencias y charlas que hubo en el Congreso fue la que dio el Arqueólogo Eduardo Merlo con su exposición muy interesante sobre el Mural de los bebedores de Pulque en la Pirámide de Cholula. Es la representación más temprana sobre el ritual de esta bebida, plasmada en un mural. Poco a poco nos fue revelando los estudios que ha hecho sobre el tema. Estas conferencias se agradecen, sobre todo, porque este mural no está abierto al público.
La exhibición del documental “Los magueyes” (1962-Ruben Gámez), posiblemente nunca antes tan admirada por todos los amantes de los magueyes que ahí nos encontrábamos, fue una oportunidad verdaderamente conmovedora. Un poema visual, la fotografía con sus planos medios y planos alejados que hace actuar a los magueyes, acompañados con una Sinfonia de Shostakovich. Es posible ver correr a los magueyes como un ejército vegetal para defender el campo contra la erosión. La película queda de testigo admirable y añorable de todo ese basto campo magueyero, hoy tristemente reducido.
Como hablar de la cultura del maguey es hablar de la cultura popular, se hizo un homenaje a Eduardo del Río (Rius); a Gabriel Vargas, padre de La familia Burrón; y a Sixto Valencia, padre de Memín Pingüín. Los tres caricaturistas con su ingenio y pluma por medio de sus personajes, divulgaron ese universo pulquero que existe en nuestro país.
En el Congreso del Maguey y el Pulque, básicamente se hace homenajes a los personajes que han hecho aportaciones para difundir la cultura que existe entre la planta y la bebida. Además de recuperar ese conocimiento tácito de los tlachiqueros y de los mayordomos de un tinacal, todos ellos depositarios del conocimiento del “árbol de las maravillas y el pulque”
noviembre 071 Don Mario Islas Palacios, productor y distribuidor de pulque
noviembre 056
noviembre 060
Del colectivo Pulquimia
noviembre 103
 noviembre 105Una tradicional cascada de Pulque. Admiren el buen pulso de
Rosa Hernández Espinosa, de Tepeapulco, Hidalgo
noviembre 118
noviembre 116
Salsa para mixiote y pulque gourmet de fermentación controlada, de
Desarrollos Agropecuarios del Altiplano. Me regalaron una, tengo que probarla y ya les diré.

lunes, noviembre 07, 2011

No siempre puedes obtener lo que deseas, cariño

Esta frase no sólo es el título de una canción, es también una amarga verdad. Y más si se tiene un desconocimiento profundo sobre las formas que hay para lograr un objetivo. Me refiero cuando uno siembra por su propia cuenta, sin experiencia ni asesoría adecuada, el resultado será decepcionante.
En esta entrada anterior http://saboreartentusiasma.blogspot.com/2011/07/comienza-la-cosecha.html manifestaba muy orgullosa el ritmo encantador que llevaban mis maracuyás, pero… ¿qué pasó? Pues que el fruto no fue lo que yo esperaba. Yo conocía dos tipos de maracuyás, uno amarillo, casi del color de las guayabas y otro que sólo había visto en revistas y libros: morado.
octubre 483
Resultó que las dos matas de maracuyá que me vendieron fueron esas moradas, variedad desconocida y desconcertante para mí . Desde la primera vez cuando los utilicé para hacerle un pastel de cumpleaños a Marilú su sabor lo recibí con un gusto a resina.
se ve bonito pero
Le atribuí este defecto a no haber madurado completamente. Pero ya después de dejarlos madurar más tiempo me di cuenta que en verdad ese era el sabor: a resina, muy ocre al gusto, (dirían los enólogos) y mucho más ácido que los maracuyás amarillos. Además estos morados tenían menos aroma que los otros maracuyás. Creció y creció la enredadera muy bonita y todos los días recogía los frutos del maracuyá sin ninguna alegría y sí con resignación pues el sabor no era para entusiasmar a nadie, olvídense de recetas de maracuyá este año. Fui al invernadero dónde lo compré y le reclamé al vendedor. Sucedió lo que pasa siempre en los lugares donde el dueño nunca da la cara y se excusa ante el trabajador. Además era demasiado tarde para reclamar. Ya tengo otra mata y espero que ahora sí salgan amarillos.
Luego vino la jícama, que finalmente fue la única sobreviviente al jitomate, al betabel, a las cebollas, la zanahoria, todas estas hortalizas desfilaron con más pena que gloria con el sol que caía como penitencia y con la tierra sin ser abonarla previamente. Las jícamas la coseché como me dijo Martha en esta época y estaban durísmas y muy secas. De ahí pasamos a los calamundin que no desarrollaron lo suficiente. Por más abono de lombriz, y los bailecitos que le profesé no alcanzó más que este raquítico tamaño. Ayer descubrí un huerto de calamundín, me derrití de la envidia. Miren la diferencia entre esos frutos y los míos. Mi mirada se ha vuelto triste al horizonte.
 octubre 526
Los otros frutales que sembramos todavía están chiquitos para dar frutos. Sólo alcanzaron el éxito estas naranjitas de china, kumquat, o quinotos como gusten llamar según la región donde vivan. Pronto haré algo con ellos.
octubre 533
Tal vez debería terminar aquí esta entrada con esta foto que muestra el mínimo éxito del resultado del esfuerzo de Gonzalo y mío. Pero no, esto todavía sigue y les voy a contar un secreto que me confió mi vecino. No me lo puedo guardar porque tal vez usted que está del otro lado no sabe que existe algo tan delicioso y tan común en los jardines y….claro se come.
octubre 467 Seguro que la han visto en algún parque, o en alguna maceta se llama piñanona. Su fruto se llama Monstera deliciosa, y el nombre le viene a la medida. Yo no la conocía pero después recordé qué sí la conocía. O más bien no me acordaba que SI se comía.
octubre 041
Cuando le conté esto mismo a mi hermana ella me hizo recordar que sí, que ella ya la había probado hace muchos años atrás con sus cuñadas. Y sí, ahi entre sueños recordé el momento cuando se entusiasmaban al describir el sabor de esta fruta.
octubre 025
octubre 030
octubre 036
Sabe a piña dulce, sabe a fresa fresca, sabe a perfume rico, sabe a monstera deliciosa. Yo por lo pronto, al conocer esta revelación enseguida aboné más la tierra de mi piñanona que estaba en un rincón, desvalorada, también sembré otra mata que la tenía en maceta. ¿Cómo había olvidado algo tan bueno? Sólo hay que dejarla madurar bastante, envuelta entre periódicos, porque si se come verde tiene mucho ácido oxálico y les sabrá  más feo que mis maracuyás moradas. Y además hay que cortarla cuando alcance un grosor adecuado.
Es tan distinto sembrar, esperar el resultado y recibir la sorpresa. A veces bien, a veces regular, a veces mal. Pero siempre queda la esperanza, ¿a que sí?

viernes, octubre 28, 2011

Aspiraré el humo dulce del copal

 ¿Cómo no recordarlos? ¿Cómo no acompañarlos? ¿Cómo no agasajarlos con lo que más les gustaba?

Ahi está tu cerveza favoria, tus cigarros, no puede faltar los tamales, el atole, el arroz, el mole, los golletes de Xochimilco cubiertos con azúcar color rosa mexicano tan llamativo, habrá que tener cuidado con las hormigas para que no se alboroten en la mesa con tanta comida. No olvidaré la ofrenda para los muertos chiquitos con sus juguetitos y calacas que me gusta coleccionar, además sus dulces de alfeñique.  Sus veladoras y la fruta. Ya busqué el pulque, lo trajeron desde muy lejos, es natural como a ti te gusta. Te hice tus panes de muerto, con su toque de semillas de anis, para que tenga un gusto más ceremonial, más sagrado y el sabor de azahar tan especial. La mesa se llena de color, de gusto, es la ofrenda a tu recuerdo, a tu tradición que me heredaste.





El sincretismo de esta fiesta es lo que más me gusta. Claro, porque es una fiesta, un fiesta de olores y sabores. Aspiraré el humo dulce del copal, lo encontraré mezclado con el aroma de las flores de cempasúchil y la comida. 

¡Qué costumbre tan salvaje esta de enterrar a los muertos!, ¡de matarlos, de aniquilarlos, de borrarlos de la tierra! Es tratarlos alevosamente, es negarles la posibilidad de revivir.


Yo siempre estoy esperando a que los muertos se levanten, que rompan el ataúd y digan alegremente: ¿por qué lloras?

Por eso me sobrecoge el entierro. Aseguran las tapas de la cajan, la introducen, le ponen lajas encima, y luego tierra, tras, tras, tras, paletada tras paletada, terrones, polvo, piedras, apisonando, amacizando, ahí te quedas, de aquí ya no sales.

Me dan risa, luego, las coronas, las flores, el llanto, los besos derramados. Es una burla: ¿para qué lo enterraron?, ¿por qué no lo dejaron fuera hasta secarse, hasta que nos hablaran sus huesos de su muerte? ¿O por qué no quemarlo, o darlo a los animales, o tirarlos a un río?

Había de tener una casa de reposo para los muertos, ventilada, limpia, con música y con agua corriente. Lo menos dos o tres, cada día, se levantarían a vivir.

Jaime Sabines (1926-1999)


25 ¡Que te lloren los habitantes
 de la amplia ciudad,
...los primeros en exaltar tu nombre!
¡Que te lloren los pastores...
que pusieron
en tu boca la cerveza!
...¡Que te lloren..
quienes pusieron
a tus pies la mantequilla!
¡Que te lloren ...
quienes te dieron a gustar
el vino fino!
Gilgamesh (poema babilonio 668 A.C.)


...Desde mis ojos insomnes
mi muerte me está acechando,
me acecha, sí, me enamora
con su ojo lánguido.
¡Anda, putilla del rubor helado,
anda, vámonos al diablo!

José Gorostiza (1901-1973)

¿Y qué vida sería la de un hombre
que no hubiera sentido, por una vez siquiera,
la sensación precisa de la muerte,
y luego su recuerdo,
y luego su nostalgia?

Si la sustancia durable del hombre
no es otra sino el miedo;
y si la vida es un inaplazable
mortal miedo a la muerte,
puesto que ya no puede sentir miedo,
puesto que ya no puede morir,
sólo un muerto, profunda y valerosamente,
puede disponerse a vivir.
Javier Villaurrutia (1903-1950)

Bello compuesto en Laura dividido,
alma inmortal, espíritu glorioso,
¿por qué dejaste cuerpo tan hermoso?
¿Y para qué tal alma has despedido?

Pero ya ha penetrado en mi sentido
que sufres el divorcio riguroso
porque el día final puedas gozoso
volver a ser enteramente unido.

Alza tú, alma dichosa, el presto vuelo,
y de tu hermosa cárcel desatada,
dejando vuelto su arrebol en hielo,
sube a ser de luceros coronada:
que bien es necesario todo el cielo
porque no eches de menos tu morada

Sor Juana Inés de la Cruz (1651-1695)


Yo Netzahualcóyotl lo pregunto:
¿Acaso de veras se vive con raíz en la tierra?
No para siempre en la tierrra:
sólo un poco aquí.
Aunque sea de jade se quiebra,
aunque sea de oro se rompe,
aunque sea plumaje de quetzal se desgarra.
No para siempre en la tierra:
sólo un poco aquí.
Netzahualcóyotl (1402-1472)


Has muerto, en el ardiente amanecer del mundo. Has muerto. Irremediablemente, has muerto. Parada está tu voz, tu sangre en tierra. Has muerto. No lo olvido.


Que tierra crecerá, que no te alce. Que sangre correrá, que no te nombre. Qué voz madurará de nuestros labios. Que no diga tu muerte, tu silencio. El callado dolor de no tenerte.
Oscar Chávez (1935)
















Susurros tras las rejas
 del camposanto...

Que toda la carne es polvo
y sólo un soplo las palabras...

Hasta la lumbre
sólo queda su fantasma.

Fuegos fatuos.

Francisco Segovia (1958)



Acampamos en las tumbas y comemos
lo que nos dejan nuestros muertos.
Lo mismo hacen en el pueblo
y en palacio. El Día de Muertos
cumplimos todos con la ofrenda:
nos comemos las sobras
los unos a los otros.

Francisco Segovia