"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

martes, julio 28, 2009

Pena de muerte quien no llegue a viejo

No entiendo mucho ese ciclo que opera semanas antes de cumplir años, me han dicho que la energía está en su rango más bajo. Podrán ser estupideces inventadas sin fundamento científico pero de que se cumple se cumple. Yo lo atestiguo cada año.

Uno hace lo posible por mantener el cuerpo en buen estado y en caso de tener padecimientos, atenderlos, pero cuando se trata de las hormonas la convivencia se vuelve una guerra en el menos metafórico de los sentidos. Así ha sido esto desde hace más de un mes. Quisiera sentir que todo esto va mejorando, que los años no están aquí para recordarme que voy cerrando un círculo. Cómo me gustaría poder aplicarme a mí misma un programa antivirus de la misma manera que lo hago con mi computadora y borrar los spywares, detectar las vulnerabilidades y combatir las amenazas. Quedaría perfecta, reluciente, como pasada en limpio, lista para aguantar lo que venga.

En el libro que estoy leyendo de Anatomía de la melancolía de Robert Burton una obra escrita en 1621, se adelanta a los romanticos creadores del spleen y analiza un museo de ejemplos melancólicos: “a la melancolía producto de la bilis negra, la rige Saturno, y puede ser causada por un sinnúmero de motivos, desde un equivocado temor de Dios a un apasionado enamoramiento de la carne, pasando por los hechizos, encantamientos, la posición de las estrellas, la naturaleza de nuestros padres, una dieta inapropiada, la soledad, la indolencia, la falta o el exceso de sueño, la imaginación demasiado viva, la vergüenza, la envidia, el odio, la lujuria, el gusto por el juego, el exceso de estudio, el amor propio, la vanidad, la calumnia, la burla, la esclavitud, las prisiones, la pobreza, la muerte de un amigo, la deformación del cuerpo…”

Leyendo esto concluyo que mi melancolía es polifacética, polimórfica, policroma, policía venga por favor y llévesela, arréstela y no la deje acercarse a menos de 6 kilómetros de distancia.

Cada tipo distinto de mis melancolías pueden ser analizadas en el desvelo de muchos años. Pero enfocándome en particular por aquella melancolía causada por dieta inapropiada podría decir que me domina una dieta bastante alta en alimentos tamásicos. (¿Qué que es eso? Píquenle aquí si quieren más información, si se trauman y azotan será bajo su propio riesgo)

La naturaleza de alguien que ha nacido en plena temporada de lluvias, atrae el gusto por alimentos que crecen en esta época. En este caso para mí son los hongos, un alimento tamásico que se declara inocente por ser un vegetal, sin embargo por crecer de noche no se admite con los alimentos sátvicos y le hacen boicot. Definitivamente malos según mi dosha Pitta (complexión en el ayurveda). Los hongos crecen y viven irremediablemente con la misma fuerza e intensidad como yo lo hago, encuentran el clima y los elementos adecuados y órale, a brotar aunque después no sean aceptados por las exigencias puristas.

Los hongos nacen en silencio como bien lo dice aquí Marosa di Giorgio. Los hongos silvestres nacen julio para alimentarme, yo nunca lograré con empeño una dieta ayurvédica, reconozco mis debilidades, mi irresponsabilidad sibarita me vence. Seguiré combatiendo por otros medios a mis veleidosas hormonas.


Hongos tecomates o yemas, un poco de mantequilla, ajo, sal y unas ramas de epazote. Así de sencillos son los mejores manjares.


miércoles, julio 22, 2009

La hermenéutica de un grano de arroz a tu mesa

























No me digas que estoy loca porque así lo interpreto
finalmente es un trabajo poco común
pero es trabajo

Le gritan fuerte y bien alto a ese horizonte verde
al que deben proteger

Es que los pájaros arroceros llegan como derrumbes silenciosos
son voraces
¿Su mayor virtud?
claro
la obstinación
Pero ese hombre
con sus cantos
sus gritos
y esos cascabeles reciclados desviarán su rumbo

El carácter poético del no lenguaje en estas imágenes está unido con el espíritu y la conciencia de cada quién. De lo que reconocemos como valioso de todo este proceso que existe desde el campo a nuestra mesa.

Yo me asumo también en este universo voraz como una violenta devoradora de granos, mi lucha no se concreta atacar furtivamente un sembradío, mi lucha es humanamente ordinaria.

miércoles, julio 15, 2009

Mi amor se extiende como la verdolaga

Cuando alguien en una superficie de uso común abarca una gran cantidad de espacio o lo invade, le decimos: “te extiendes como verdolaga”. Es que esa hierba rastrera crece abarcando todo a su alrededor. Aunque se parezca un poco a los quelites no pertenece a esa familia y me queda mucha duda de su origen. En la comida árabe está presente, pero según anduve investigando es de origen americano. Así que si alguien está seguro de dónde proviene, podría iluminar mi ignorancia. Se le conoce también como portulaca o lengua de gato.

Cómo será de invasora esta planta que encontré una canción de Rubén Fuentes con bastantes complejos misóginos. http://www.youtube.com/watch?v=dGnZJJEKOF0 Compara el amor de las mujeres y la verdolaga como una plaga. Vamos, ¿por qué despreciarlo? Según el compositor cuando ya se hartó de ellas con un jalón, pues ya, se acabó: la verdolaga y la mujer. Ah, qué bruto, se pierde de dos cosas muy buenas.

Pero por otro lado encontré esta joya maravillosa de nada menos que Totó la Momposina, si no la conocen se las presento, orgullo de Colombia, al igual que Petrona Martinez, "bonito que canta". Pónganse a bailar con esta linda canción dedicada a la verdolaga.



A mi amigo Capricornio en Costa Rica le prometí que le daría una receta para comer verdolagas. Casi siempre las consumimos en salsa verde con espinazo de puerco, pero esta ensalada es una forma bien fresca y sencilla para estos calores.

Ensalada de verdolagas.
Un manojo de verdolagas frescas directamente de Xochimilco
Le cortamos lo más que se pueda el tallo grueso
Esto que sobra se tira,las hojas se lavan muy bien y se ponen a desinfectar.
Una vez escurridas se van desprendiendo las hojas de estos otros tallos que quedaron gruesos, se usan casi las puntas y las hojas tiernas. Se pica un manojo de cilantro, cebolla y jitomate. Se exprimen limones y se agrega sal y aceite de olivo. Se deja que se macere así por 15 minutos.


Se puede hacer una cama con hojas de lechuga y encima colocar la ensalada. En este caso yo corté unas rebanadas de jitomate, porque no tenía lechuga. Esa es toda la simpleza de esta ensalada. Ah, y si pueden no cultiven cariñitos de un instante, así que chiste.

jueves, julio 09, 2009

La memoria emocional de un taquero

Éste es mi taquero de confianza en la Central de Abastos, y ¿qué creen?, tiene muy buena memoria pues con toda la cantidad de clientes que ve todos los días, se acuerda perfectamente del día y la hora cuando le reclamé por darme unos tacos de chorizo quemado. La situación fue tan incómoda ahora que regresé a la Central que...pasú...tuve una sensación ominosa que tienen los hombres cuando las esposas o las novias le reclaman cosas que sucedieron hace ya mucho tiempo. Quién dijera que este buen hombre, que cumple su trabajo en silencio y con mucha concentración, que pareciera que ni mira a los clientes resultó ser más memorioso que Funes.

Yo llegué como siempre: pidiendo mis tacos de bistec y chorizo, luego mi agua de guayaba, piña, alfalfa, limón y pingüica, cuando lo primero que hace es reclamar:


—¿Seguro que los va a querer, porque luego se queja que no le gustaron?


—¿Yooooo?


—Sí, usted y luego me reportó con el cajero, fue hace como tres meses, venía vestida con unos pantalones rojos, una blusa roja también y unos aretotes de plástico.


—Ah, entonces no fui yo, yo nunca he tenido pantalones rojos ni aretes de plástico. Pero ahora que lo menciona ya me acordé que sí, usted me dió unos tacos con chorizo bien pero bien quemado. Eso le quitó todo el romanticismo que tenía con mi taco, y sí, también se lo dije al cajero cuando pagué, porque ni me lo comí.


—A usted y a muchos les gustaría que me corrieran, pero eso no lo van a ver nunca. Otros ya quisieran tener mi puesto, además, yo no tuve la culpa ese día, el chorizo salió así.


— Ay hombre, usted me resultó más sentido que un jarro mal cocido, yo no quiero que lo corran. Fíjese, si regreso es porque me gustan los tacos que usted hace, me gustan las tortillas y los felicito porque quitaron esa máquina que sacaba las tortillas tiesas, estoy viendo que regresaron a hacerlas a mano otra vez.


—Eso fue porque yo se lo pedí al dueño, (al decir esto, levantaba con orgullo su pecho golpeándolo con el trinche con que voltea la carne) muchos clientes como usted se quejaban de las tortillas.


Ya para entonces mis tripas también me reclamaban y chillaban de hambre, yo nada más lo miraba picar la carne sobre la plancha, poner la tortilla y colocar los tacos en el plato para entregarlos a los demás clientes. Para que luego éstos, acompañaban sus tacos con alubias, salsas de distintos chiles, nopales, guacamole, papas, pápalo, pepino, rábanos. ¡Ay ya señor, qué no ve que me voy a desmayar!, ¿qué más quiere que le diga?





Me la hizo cardiaca el condendano taquero, se divertía viéndome que hasta sudaba cada que entregaba un taco y no iba dirigido para mí, se hacía el digno, el muy ofendido. Si hubiera sido en otro lugar por menos que eso me doy la media vuelta y ahí lo dejo con todo su rencor a flor de piel. Lo que hace uno por comerse un buen taco, es que una de las salsa que hacen ahí es mi delirio. Está hecha con chile puya y no sé como la hacen pero a mí no me queda igual.

Finalmente me atendió, seguro pensó que le iba a llenar de baba todo el puesto. Me sirvió mis tacos y de verdad que estuvieron deliciosos. Esperaba que le diera mi opinión de las tortillas y de la carne, quería oir la aprobación determinante, hasta que finalmente terminamos él y yo muy cuates.
De todos modos no me arrepiento. Si nos quedamos callados hasta en estas tonterías nada va a mejorar. Ya sea un restaurante de lujo o una taquería, uno como comensal tiene el derecho de manifestar nuestro descontento por algo que no está en su punto.

jueves, julio 02, 2009

¿A quién le estás dejando tu saber?


Se acabó la deliciosa nieve de limón del mercado de la colonia Industrial.

Se murió don Gil.

Todos los días por las mañanas lo veía vender su nieve artesanal. Llevaba más de 40 años en ese mercado. Desde que yo era una niña este señor ya vendía chicharrones de harina y nieve de limón. Todas las mañanas se sentaba frente a sus recipientes a exprimir los limones y a girar girar girar para transformar esa agua azucarada. Nunca he probado otra nieve que supiera igual de buena.

Cuando yo vivía en esa colonia me consideraba afortunada, había los mejores tacos de carnitas, los mejores sopes y las mejores nieves de limón. La vida se conforma de cosas simples. Vivimos cómodos, felices y ni nos damos cuenta. Hasta que nos falta alguien. Ese alguien que no tiene sustituto porque con él se muere la receta, la técnica, el trato. Así está mi afinador de pianos, por ejemplo, si el fallece ¿a quién le heredará tantos años de conocimiento? A nadie. Eso pasó con don Gil, murió y ni la nieta ni el nieto pueden repetir ese sabor tan propio. Qué lástima.

Estas fotos se las tomé hace ya tiempo, quería hacer un post sobre su nieve, sobre su labor de años y años, siempre haciendo lo mismo. Y nunca lo escribí. Ahora sólo sirve para recordarlo.