"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

jueves, junio 23, 2011

Un platillo para caer de hinojos en la noche de San Juan



Son pocos los momentos que al preparar un platillo se vuelve una verdadera epifanía de sabor, de belleza, de agrado, de satisfacciones. Cuando se cumple algo así, se establece un estado que alberga un sentimiento en perfecta armonía. Pueden pensar que esto no es cierto, que exagero en lo que digo, pero yo lo he sentido. Y yo no ando por ahí postrándome de hinojos con cualquier cosa, no. En este caso la receta lo amerita en toda la extensión de la palabra. Ese deleite puede estar dado por la combinación de los ingredientes y la forma de cómo cocinarlos. Definitivamente es una pena que la cocina no se encuentre clasificada en una de las Bellas Artes, como la literatura, el teatro, el cine, la música, la danza. La brevedad del deleite, la fugacidad del placer, permanece sólo al evocarla y trasmitirla. O al menos leyendo la receta y suspirando por ella, porque llegue el momento preciso de que todo este a la mano para disponer de un pequeño pedazo de horizonte límpido y sutil en el paladar.

Ah, claro, siempre habrá aquél que diga que tal obra de teatro que le recomendaron no la entendió o que la película es lenta y aburrida. De igual modo alguien me dirá que tal ingrediente no le gusta ni siquiera olerlo. Lo que es bueno para mí puede no ser bueno para ti. Mi gusto no es de tu gusto y el gusto tuyo no es el mío. Pero toda esta diversidad es lo que enriquece la vida y le da sabor, si no, qué chiste sería la uniformidad aburrida de comer todos los mismo.

Una buena comida está llena de casualidades, de repente aparece un producto y con él una buena receta, o al revés: una excelente receta y un estupendo producto, materia prima o ingrediente. Todo esto junto, (que ni es tanto) pueden hacer que el plato sea un verdadero portento. Fue así como llegué a la huerta orgánica de la UAEM, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, tienen estupendos productos que cultivan ahí mismo, y mis favoritos son las hierbas de olor que venden tan frescas, recién cortadas. Ahí tenían varios bulbos de hinojo, que normalmente en cualquier lado son caros y escasos.
hinojo es sinónimo de rodilla

Fue una alegría comprobar lo contrario, y ya tenía en mi memoria haber visto una receta que me hizo soñar con tan sólo verla aquí., (es una maravillosa revista y todas las recetas incluidas también  lo son).  Así que me llevé todos los hinojos que tenían a la venta y esa tarde preparé con una fogosidad embriagadora esta receta.

Braseado de hinojos y poros
Que lleva?
2 bulbos de hinojo
4 poros
60 gr. de mantequilla
3 cucharadas soperas de vino blanco
200 ml. de crema
200 ml. de leche
1 limón
Nuez moscada
Sal
Pimienta
Queso (opcional)

¿Cómo se hace?
Se limpian los hinojos. (Yo les corto todo el copete de hojas y este se puede usar fresco o seco para cocinar o para hacer tizanas frías y calientes).

Se cortan en cuatro pedazos y se ponen en agua hirviendo por 10 minutos, luego se dejan escurrir. La mantequilla se derrite en un sartén y se agregan los poros cortados en rodajas. Se fríe durante un minuto, luego se agrega la ralladura del limón en tiras, el jugo, el vino. Se deja al fuego hasta que se reduzca a la mitad. Añada el hinojo acomodándolo entre los poros, se agrega la crema, la leche, la sal, la nuez moscada y la pimienta. Se lleva a ebullición a fuego lento, luego se coloca una tapa y se deja cocinar hasta que esté tierno en su parte más gruesa. En este momento se pude servir así o si se prefiere ponerlo en algún molde refractario y meterlo al horno añadiéndole queso para gratinarlo a que quede dorado. Yo utilicé un poco de queso de cabra y este lo añadí cuando se estaba cocinando con la crema, no lo metí al horno.

Esto ha sido de las mejores cosas que he comido este año 2011. El sabor no lo puedo describir con adjetivos, son sensaciones que se viven, se experimentan al sentirlas por dentro y por el estado mágico al que te trasportan.


miércoles, junio 15, 2011

Una fiesta chipocluda


Un chilito jalapeño
que era un poco parrandero
un festejo le hizo un día
a su primo el habanero


Invitó a todos los chiles,
los parientes, los hermanos,
y vinieron los Morita
los Guajillo, los Manzano.


El señor chile poblano,
rellenito, el muy sabroso,
saludó al chile serrano,
chiquitin, pero picoso.


No invitaron al morrón
porque casi no picaba,
pero dijo el muy gorrón
que el solito se invitaba


Platicaba el chile de árbol
con su prima la chilaca:
¡Qué milagro que te veo,
pero cómo estás de flaca!


Puros chistes bien picosos
contó el viejo Cascabel,
hasta que Doña Pasilla
lo pateó bajo el mantel


La bailada está en su punto
todo es ritmo allá en la pista
Toca junto a la rajita,
enlatado el baterista.


Se lució el chile piquín
con un rap muy aplaudido.
Bailó bien, solo que al fin
acabó todo molido.

El mulato y el costeño
bailan rumba, bailan mambo,
pero nunca el curesmeño,
porque alega que está zambo.

Para un grupo tan picado
el festejo fue un instante,
a pesar de que bailaron
tanta salsa y tan picante.
Nuria Gómez Benet