"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

viernes, octubre 26, 2012

Negros recuerdos

Los mejores placeres en un viaje para mí son el deleite de la comida, conocer nuevos platillos, hacer descubrimientos con sabores extraños, nuevas formas de combinar ingredientes. (¿Qué quieren?, soy glotona y esa es mi pasión). Para luego llegar a mi casa y atesorar esos sabores en el recuerdo. Se quedan las fotos de los ingredientes, del platillo y del lugar, claro, aunque a veces conserve más fotos de comida que fotos de paisajes.

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La primera vez que fui a Uruapan, hace como 12 años, descubrí algo que me sorprendió: su atole negro. En seguida su sabor se fue a almacenar al cajoncito de recuerdos preferidos de los viajes. ¿Ustedes no tienen el suyo? Recuerdo perfectamente que lo vendían en un puesto ambulante enfrente del parque principal. Era en la tarde, hacía frío. Allá acostumbran a tomar atole y tamales en la tarde, no como en el D.F. que cuando más se vende es por las mañanas. Había atole de muchos sabores en grandes ollas cubiertas de servilletas bordadas que servían para guardar el calor. Pedí un atole de tamarindo y apenas estaba disfrutando su sabor cuando vi servir un atole tan espeso y negro como si fuera aceite de coche quemado. Para cualquier persona ese aspecto podría resultar desagradable o repulsivo. Pero para mí que soy una adoradora de alimentos de color negro resultaba tan atrayente. En seguida pedí uno, aunque todavía no me había acabado el otro. Recuerdo que tenía un ligero sabor como a chocolate y un toque muy sutil de anís. Me dijeron que ese color lo adquiría por ser hecho con cáscara de cacao. Pasó el tiempo y volví otra vez a Michocán, esa vez a Pátzcuaro y desde ahí me trasladé hasta Uruapan, solamente para probar un atole negro y regresarme. Hasta ahí la historia.

Este año volví a Uruapan, con la noticia que todos los vendedores ambulantes los habían retirado y metido en el mercado de antojitos. Los fui a buscar y encontré montones de puestos con venta de tamales y atoles, probé varios pero ninguno me pareció tan bueno como aquél que tomé en la primera y segunda visita. Muchos de esos vendedores tenían años de vender en ese mercado, así que no era ahí donde tenía que buscar. Entonces averiguando en dónde se había ido la persona que lo vendía en el parque llegué a otro mercado y por fin encontré esas ollas con servilletas bordadas que mantenían caliente los entrañables atoles y tamales.

 

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Allí estaba la señora Doña Mari y su familia vendiendo el verdadero atole negro que tanto me gustaba. Tomé atole hasta emborracharme de color negro, al día siguiente fue lo mismo. Era tanto el gusto que tenía al tomarlo que la señora muy amablemente me dijo dónde comprar la cáscara de cacao y cómo hacerlo.

Pero tuvo que pasar mucho tiempo para que me animara a reproducirlo en casa. Lo primero que tenía que hacer era tostar hasta dejar hecho carbón esa cáscara de cacao. La señora me hizo énfasis que lo debía de cocinar al aire libre pues si lo hacía en mi cocina se iba a ahumar toda. Y como ya tengo experiencia en olores que se quedan aferrados en mi cocina por varias semanas preferí esperar. Esperar que bajara el calor y tener más confianza con doña Gloria para que me permitiera ir a su cocina de leña, donde hace sus tortillas y tostar ahí el kilo de cáscara de cacao que había comprado. La experiencia fue muy agradable, además de estar compartiendo la charla con su familia, los olores que sacaba la cáscara al tostarse eran deliciosos.

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Atole Negro

¿Cómo lo hago?

En una cocina al aire libre se pone a tostar la cáscara de cacao, casi casi hasta que quede carbón.

Ya en frío se muele en metate o en la licuadora hasta dejarlo hecho polvo

Se toma 3/4 de taza de ese polvo y se licúa con 200 gr de masa de maíz.

Se agrega 1 1/2 litros de agua o más si no se desea espeso

semillas de anis y una raja de canela. Se endulza con un poco de piloncillo.

Se mueve constantemente hasta que se cueza el atole.

Se sirve y a disfrutar del sabor único de este atole.

Lo negro no se refiere a cosas malas, lo negro es atractivo, único y recuerden que la mayoría de los platillos negros son los que venden más caros. El color negro tiene un sentido ritual, y para esta época de Día de Muertos este atole negro estará en mi altar para agasajar a mis difuntos.

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18 comentarios:

Gaviota_mx dijo...

Qué hermosura de post. Me encantan las servilletas bordadas a mano. y concuerdo contigo, las comidas negras son una delicia, qué daría yo por un agua de zapote negro y unas quesadillas de huitlacoche!!! En Oaxaca hay una fruta que se llama icaco que es negra por fuera y blanquísima por dentro, deliciosa. Y seguramente la lista es larguísima.
Muchos abrazos Carmencita!

Norma Ruiz dijo...

Wooooo pero que delicioso se ve ese atole, mi hija cuando algo no le gusta siempre dice que sabe a negro jajaja, pero creo que este tipo de negro le encantaria probarlo, muy linda entrada amiga besitos lindo fin de semana.

Prieta dijo...

Carmen, no consocia este atole. He visitado muchas veces Michacan y nunca lo he visto. A mi los atoles no me gustan pero por ser algo novedoso si me anomalía a probar este, sobre todo porque no lleva leche. Se ve súper interesante y me ha intrigado. Linda entrada. Saludos.

Prieta dijo...

Ja, animaría!

González Luis dijo...

Logras transportarme en tus viajes, aunque sea poco el texto, la rica y sencilla, pero clara descripción hace sentir que uno recorre afanado el atole negro por doquier.
Casi puedo sentir los tragos que haces, despacio, para saborear cada dosis de este elixir negro glorioso.

Lo mejor del relato es dejar aquí la receta. El cacao es fruta que se produce por aquí, será algo que tendré presente. Excelente entrada

Claudia Hernández dijo...

Qué bonita entrada, Carmen, qué gozada leerte. Qué ganas de probar ese atol negro, Qué bonitas fotos de las telas bordadas que guardan el calor de los atoles y la comida.
Abrazos

Byte64 dijo...

Se me antojaría mucho probar ese atole negro Carmen.
Pues yo tengo la ventaja que a pesar de mi pasión por la comida mexicana, todavía me falta mucho para llegar a conocerla ni siquiera al 10%, por tanto cada vez descubro algo que me encanta (la primera vez fueron los tacos al pastor, otra vez fueron los huazontles, los esquites asados, el chocolate recién hecho en Oaxaca, el agua de guanabana de jugos Canadá y podría seguir toda la tarde...

Un abrazo
Tlaz

Viena dijo...

Qué gusto da leerte Carmen, qué profundidad siempre de tu percepción, me gusta mucho venir por aquí y este brebaje negro, por dios que lo probaría,porque tiene pinta de ser una pócima ancestral que tiene que impregnar el cuerpo y el espíritu de sus raíces.
Pregunto ¿Resulta excitante como el cacao puro? No sé si la corteza tiene las mismas propiedades, pero lo imagino amargo y potente, ¿es ese su sabor? Entre café y chocolate?
Un beso grande.

Carmen dijo...

Gaviota alimentos negros mexicanos son muchos y si los juntamos con los de otros países serán más. Me encantan todos, son enigmáticos y atrevidos. besos.

Normita: me hiciste reír con eso de que sabe a negro, dile a tu hija que no sea racista. Un abrazo.

Prieta: Entonces no conoces Michoacán, es un atole representativo de Uruapan y lugares colindantes. Y como buen atole indígena no debe de llevar leche, a mí tampoco me gustan los atoles con leche. Un abrazo

Vente Capricornio y juntos recorreremos esos lugares en busca del sabor, el olor y sobre todo el color. Un saludo.

Claudia, esas servilletas bordadas se ven tan bonitas todas en conjunto en el lugar con los tamales y los atoles. Un abrazo

Flavio, yo también no conozco todo lo que me está esperando por descubrir de nuestra deliciosa y amplia gatronomía mexicana. Un abrazo fraterno.

Viena querida, todo lo que dices es cierto,es una pócima de calor y sabor muy interesante. Tiene un dejo amargo pero muy agradable, incluso diría que es hasta estomacal. Tiene sabor ligero a chocolate, canela y anís. Todo en conjunto bien armonizado de este atolito. Un beso

¿Gusta Usted? dijo...

Carmen, que linda historia. Me enantó, y las imágenes! La receta que te dieron, un tesoro. Así es como se conservará este atole que tanto te gustó. Tuviste el don de que la señora te lo compartiera, y cómo no, se dio cuenta del amor que llevas dentro por nuestra gastronomía. Ha de ser un atole milenario.

Un abrazo

¿Gusta Usted? dijo...

Qué ganas de probarlo!!

Brenda dijo...

Querida Carmen
Como siempre, despiertas en mí las ganas de probar lo nuevo, lo diferente. Con tus escritos llenas de esperanza mi corazón que busca recetas nuevas para alimentar cada vez mejor a mi familia. Ya no tomamos leche y siempre, encontrar una receta rica que nutra nuestro cuerpo, es maravilloso, más si es de nuestro México querido.
Gracias por compartir siempre.

P.D.
Dónde encontraré ahora el cacao? En la Central? En el Mercado de San Juan?

Carmen dijo...

Nora:
Es un atole entrañable, eso sí, milenario no creo. Gracias por pasar aquí querida amiga.

Brenda: Yo tenía antojo de hacer este atole desde hace años. Compré en la Central de Abasto cacao, y lo tosté luego lo pelé pero no alcanzó el sabor verdadero de este atole. Entonces fue por eso que pedí la receta. Y fue muy distinto el resultado comprando sólo la cáscara de cacao. Y la compré en Uruapán, no creo que en otro lugar del D.F. vendan sólo la cáscara. Pero si te animas puedes intentar con todo y cacao, y le haces como yo, pero te saldrá apenas una aproximación a tan rica receta. Date una vuelta por Uruapan y podrás atestiguar lo que escribo.
Un beso

Anónimo dijo...

tu si sabes, exactamente con mari son los atoles y nacatamales riquisimos. prueba ese atole negro con un nacatamal de huajillo (rojo), mmmm, o un atole de tamarindo con un tamal de harina, mmm. no te arrepentiras, aunque todos los sabores son riquisimos, tanto atoles como nacatamales. provecho

Anónimo dijo...

hola, el atole es muy sencillo de hacer, un poco laborioso y se ensucia mucho, mas por el color, pero es riquisimo, el consentido de mi ciudad. yo lo se hacer y disfrutarlo mas.en ocasiones las personas cambian los ingredientes pensando que sera mas rico, pero hacen otro atole. creo que lo rico esta en la sencilles y la paciencia que le tengas a la hora de prepararlo.
Rayito, originaria de Uruapan, Mich. tierra de mucha riquesa natural y gastronomica

Anónimo dijo...

perdon por las faltas de ortografia.

rayito dijo...

hay una gama inmensa de sabores de atoles, y muchos son con base de leche y otros con base de agua. por ejemplo:
base de agua:
tamarindo, jamaica, blanco, champurrado, pinole, negro, etc.
base de agua:
changunga, fresa, guayaba, piña, leche, cajeta, nuez, etc
podrian probarlos, ademas existe uno que es riquisimo, atole de grano, es con grano de elote tierno, es picosito con un sabor riquisimo de anisillo de campo fresco, una delicia al paladar

Anónimo dijo...

Ese atole nunca se olvida su olor i sabor me encanta el ke ase mi abuelita la señora Doña alicia en uruapan mich col linda vista