"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

miércoles, abril 18, 2012

Pastel de maiz y pulque para un corazón apachurrado

Uno va caminando tranquilamente por la carretera de la vida y de repente aparece algo por encima, es como un golpe que lastima, que molesta, que duele. Es eso que la gente llama: acontecimientos que nos rebasan, porque es algo que nos desestabiliza. Son noticias que nos dejan con el ánimo vencido por varios días. Y uno trata de fingir equilibrio y seguir en la brega, hacer un esfuerzo y ni modo, jugar a la vida es así, a veces va todo bien, a veces va todo peor. Yo no sé cual sea su táctica pero la mía es cocinar y comer. Cualquier psicólogo aseguraría que recurro a un satisfactor oral. Podría ser. Pero si vieran cómo me ayuda. Mi boca es demasiado grande, por fortuna, mis manos son hábiles y el resultado casi siempre es notable. Muchas veces aplico una receta nueva, que no he probado, en otras, alguna ya establecida y a veces algún invento, como este es el caso.

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Pastel de maiz y pulque para un corazón apachurrado

Es un pastel cuya consistencia es densa por llevar harina de maíz. Tiene mucho aroma y son de esos sabores que no se olvidan. Es un pastel muy sencillo y ese es el mérito, dentro de su sencillez está su virtud.  Es delicioso. Lleva sólo la cantidad necesaria de harina de trigo para hacerlo más suave, pero repito, su textura es húmeda y pesada. Se enriquece con las semillas de chía, la chía es un alimento prehispánico bien mexicano, como el maíz y el pulque. La chía es rica en proteínas y Omega 3. Me gusta sentir entre los dientes la textura crocante de sus semillas. En otras ocasiones que he hecho panes acostumbro a utilizar chía en lugar de ajojolí. Puede ser un recurso muy mexicano para suplir las semillas de poppy seed o adormidera que casi no se consiguen aquí.

Horno precalentado a 180°

1 taza de pulque natural, si es de varios días es mejor

1 taza de leche evaporada

1 ½ de harina de maíz (no confundir con Maseca) es harina de grano de maíz seco, molida. Como la que se usa para hacer platillos sudamericanos. Yo la compré en el mercado de Medellín, en el D.F.

3/4 taza de harina de trigo

2 cucharadas de maicena

½ taza de mantequilla salada

3 huevos

½ taza de azúcar

1 cucharadita de polvo de hornear o royal

1 cucharada de canela en polvo

¾ taza de semillas de chía

2 cucharaditas de harina de trigo para el molde

En la licuadora se coloca la taza de pulque y la taza de leche evaporada, la harina de maíz, la de trigo, la maicena, la canela y los polvos de hornear. Una vez integrada esta mezcla se reserva. En un recipiente grande y hondo se bate la mantequilla con el azúcar hasta que se disuelva. Se incorporan uno a uno los huevos. Se agrega la mezcla de las harinas con leche y pulque. Se revuelve bien y por último se añade las semillas de chía.

Se engrasa el molde de su preferencia (yo usé uno redondo) con mantequilla y se agregan las dos cucharaditas de harina, se hace rodar por toda la superficie la harina

para evitar que se pegue. Se vacía la mezcla y se mete al horno. Se llevó casi 40 minutos, o hasta que se introduzca un palillo en el centro del molde y salga seco.

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El pastel así es rico, simple, sin fuegos artificiales ni adornos. Sin embargo le agregué dulce de guayabas encima, como cobertura y queda a la perfección, sin restarle sabor, antes al contrario, lo eleva.

Dulce de Guayabas.

1 kilo de guayabas

2 piloncillos grandes

2 litros de agua.

Las guayabas se lavan, se parten por la mitad, se quitan las semillas y se cortan en rajas de tres centímetros. El agua se pone a hervir en una cacerola amplia y se le agregan los dos piloncillos se deja que se consuma un poco menos de la mitad, a que espese un poco. En ese momento se agregan las guayabas en rajas. Se baja el fuego y se deja cociendo por espacio de 25 minutos. La casa de llenará de aromas, disfrute. Pasado el tiempo se revisa que no se haya consumido demasiado el agua y que las guayabas estén cocidas. Se apaga, se deja enfriar y al servir cada rebanada de pastel se le pone encima las guayabas en dulce.

Es un postre muy rico, lleno de aromas, sabores y texturas, especial para corazones apesadumbrados.

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10 comentarios:

Prieta dijo...

Wow! Se ve espectacular. Y como lo describes es como para no dejarlo pasar! Carmen, esta muy buena la receta y si, se ve levanta ánimos. Adelante que lo malo pasa y la vida sigue. Y que no falte e pan de maíz con pulque!

González Luis dijo...

Las terapias con sello gastronómico son sin duda super efectivas. El método más rápido es salir a comprar algo de tus cosas favoritas, un helado, un pastel...
pero nada supera la experiencia de ver transformar varios ingredientes en una obra de arte.
Justo como la que nos compartes. Entre el sabor que adivino es excelente, como la presentación y detalle de la fotografía.

Janendra Cien Pájaros dijo...

Y-Y me pido dos rebanas, hoy me hacen falta.

Claudia Hernández dijo...

Ah, Carmen, qué maravillas creas... se ve deliciosa. Una pena que el pulque (ya lo probaré cuando vaya) acá no se consiga... ni mis amadas guayabas que recuerdo arrancarlas con mi mano de esos pequeños árboles cercanos a la casa de mi abuela.
Casualmente, mientras e leo, desayuno un pan con mermelada de guayaba que una generosa alumna me ha traído de la isla de la Reunión. Pero hace años que no las como.
Saludos

Pily dijo...

Carmen: espero de corazón que todo esté bien!! si sirve de algo aquí estoy , por otra parte el pastel debe d estar muy rico!
Saludos

Xerófilo dijo...

Querida Carmen:

Me maravilla la facilidad con la que generas una nueva receta. Es algo tan fuera de mis capacidades que me hace pensar en magia.

Me haces pensar en química y chamanes.

Ya me imagino a alguien dando esto como remedio. Luego luego se le curaría todo al enfermo.

Sinceramente espero que los motivos de desasosiego hayan desaparecido al ritmo que te comiste la primera rebanada de esa delicia.

Saludos y un abrazote.

RRS

Carmen dijo...

Xerófilo, no había pensado eso de la química y los chamanes. Más bien es variar los ingredientes tradicionales y buscar una buena combinación para que se junten todos haciendo algo original y delicios. Me encantan siempre tus comentarios tan lúcidos y optimistas, gracias, nada que un buen pastel de estos no quite.

Pily, gracias, todo está bien, a veces así es la vida, como una ola del mar, nos sumerge, pasa y luego respiras. Un abrazo

Claudia: aquí las guayabas nunca faltan en mi mesa, frequitas y dulces, con ese sabor tan especial. El pulque no es fácil conseguirlo y menos uno bueno, la verdad que es una fiesta este pastel.

Janendra, las dos rebanadas salieron en el momento para ti, recibe también un saludo.

Capricornio, efectivamente es buena terapia dejarse apapachar con las cosas que uno prepara. un abrazo fraterno.

Prieta, así es la vida sigue y luego nos rebasa, pero siempre la alcanzo. Un abrazote

Viena dijo...

Querida Carmen. mucho de ese consuelo me parece a mi que usamos todos los que de alguna manera nos metemos en la cocina y nos revolcamos con los ingredientes y hasta nos fundimos para sacar las pócimas que nos alivien.Esta receta es una maravilla y espero haya cumploido bien su cometido de alivio en ti.
Me encanta esa expresión de dejarse apapachar que has usado en un comentario. Déjame que te apapache, ¿Se dice así? O apapachémonos hasta que se nos vayan las penas y nos salte el corazón de alegría.
Un beso grande

Carmen dijo...

Querida Viena, has usado correctamente el mexicanísimo verbo: apapachar.
Yo apapacho
tú apapachas
él apapacha
nosotros apapachamos
vosotros apapachaís
ellos apapachan
y así todos nos ponemos bien panzones por dejarnos apapachar glotonamente. Pero te propongo que yo coma lo que tú me cocines y tú comas lo que yo te cocine, sólo así se dará el apapacho mutuo que sostiene esta charla.

Un abrazote

Xerófilo dijo...

Querida Carmen:

Otra vez de latoso. Dices: "Más bien es variar los ingredientes tradicionales y buscar una buena combinación para que se junten todos haciendo algo original y delicioso".

Pues sí, ese es el punto. Química empírica de lo más genial, totalmente inalcanzable para muchos.

Y es que si bien a veces nos has platicado de cosas que no te salen a la primera (recuerdo una vez de un pan), lo esencial es que tal parece que ya de entrada tienes una primera aproximación razonable de proporciones de ingredientes y de tiempos de cocción que, insisto, es pura magia para mí.

Por eso y muchas otras cosas es grato venir a verte (otro valor agregado es, poe ejemplo, la adecuada conjugación del verbo apapachar).

Saludos y un apapacho.

RRS