Hay momentos en la vida que el alimento se vuelve un obstáculo. Pasa al más oscuro rincón de las necesidades de nuestra vida. Es cuando uno aprende y aprecia la vida ordinaria diaria.
1. Valorar sobre nuestra mesa el desayuno de todos los días y en la hora de la comida el cotidiano menú de ingredientes conocidos. La creatividad se va desgastando. Pero hay algo que no vemos, un amable intestino que trabaja al cien por ciento y procesa con fortaleza la comida que le acercamos.
2. Cuando las cosas fallan, cuando la carga genética es más fuerte que todos los cuidados, no queda otra cosa que llegar al hospital de emergencia. Depositar la vida en esos seres vestidos de blanco, extraños y hostiles. La salud se desvanece irremediablemente.
3. Cinco días sin probar alimento, sin tomar una gota de agua. Siempre había pensado que Gonzalo tenía algo de faquir en su vida (al menos vivir conmigo lo amerita), y aguantó, aguantó. Yo hubiera ladrado y doblado las paredes al primer día.
4. Luego, esperar otra vez a que ese intestino vuelva a tomar fuerza y procesar el más leve alimento. Hay una contradicción tan grande en los hospitales porque no es ahí el lugar donde den el sustento más apropiado para volver a regenerarse, ¿por qué será tan mala la comida de un hospital?
9 comentarios:
Porque el día en que en los hospitales den comida sabrosa, en los restaurantes comenzarán a intentar curar las enfermedades.
Conflicto de intereses, creo que lo llaman.
Si pero, ¿cómo es que alguién recién operado le vas a sambutir unos tacos de barbacoa con crema, queso y salsa?
Son tiempos oscuros, eso cualquiera lo sabe; ha llegado de nuevo la hora de ser topo de nuevo para invitar que el río y la luna dancen. No sé cuándo estaré de regreso; espero que pronto. Seguro, no podré seguir al frente del blog; pero otras y otros mejores que yo (siempre hay quien sea mejor que uno) se harán cargo de vez en vez. Ruego paciencia: sus tareas habían sido hasta ahora unas muy otras. Gracias por la complicidad a lo largo de estos meses, en estas semanas. De vez en cuando pasaré por sus rincones virtuales y, aunque quizá no pueda darme el tiempo de comentar nada, dejaré una señal de mi breve paso. “La otra chilanga” sigue, aquí-allí (en la virtualidad nunca se sabe) seguirán dándole una oportunidad a la palabra sus colabor@ctrices y colabor@ctores; cuyas plumas siempre fueron lo mejor de aqueste rincón suyo de ellas y ellos y suyo de ustedes, amigas y amigos míos. Cuando la luna se haya llenado y el sol brille lo mismo en el Nepantla que allí donde nuestros muertos viven estaré de regreso.
la comida es ambivalente, sirve para sanar, pero también para dañar. ¿no dicen que el pez y el hombre por la boca mueren?.
¿en serio al recién operado le dieron unos tacos de barbacoa con crema, queso y salsa para comer???... si fue así, ¡no creo que desearan su pronta recuperación!.
yo sí, espero que el enfermo se encuentre mejor.
http://moleverde.wordpress.com
¿por qué diablos tu onda esta de los comentarios me pone anónima, carmen?
... tá bien, la anónima de arriba, soy yo: DIANA
Pues espero que Gonzalo se recupere pronto y yo al igual que tu hubiera entrado en crisis sin comer 5 días, de seguro después de ese ayuno obligado hasta la insipida comida del hospital sabía a gloria....por cierto, no sabes como me encantó la tira comica del post, llena de verdad..te dejo un abrazote
hola carmen, ojalá gonzalo se recupere pronto y pueda comer tacos de barbacoa con crema, queso y salsa a la brevedad...
Respondiendo a Carmen:
A ver, a ver. Tú preguntaste si alguien sabía por qué en los hospitales se come mal. Yo respondí (en broma) que no pueden dar bien de comer porque no son restaurantes. Dicho de otra forma, me parece tan extraño (insisto, es broma) preguntarse eso como el preguntarse por qué en los restaurantes curan tan mal la gastritis o las fracturas.
Aquí hago un alto para tratar de definir "comer bien". ¿Es el llenarse de cosas sabrosas pero que nos pueden hacer mal, sobre todo en exceso, o el alimentarnos correctamente, con cantidades adecuadas, balanceo de nutrimientos, etc.?
En el caso especial de los hospitales, imagino que te refieres a "no poder comer tacos" y no a "no me dan mi dosis diaria de proteínas".
Pues bien, hay varias razones.
La primera es: porque no todas las comidas sabrosas alimentan, y más si para nosotros es sabroso una hamburguesa en McDonald's o 10 tacos al pastor (mi record juvenil es de 37; era la edad en la que me encantaba hacerle el muy muy).
La segunda: Porque si en un hospital, donde se supone se debe respirar limpieza, alguien se pusiera a freír carnitas o quesadillas, si sirvieran mole poblano y se mancharan las sábanas, si te trajeran del ambulante la jícama con chile, todo protocolo sanitario se vendría abajo.
La tercera: Si hablamos de salud pública, más vale que se invierta dinero en una buena tomografía que en un bistec asado (el fin es descubrir qué anda mal en nosotros, no qué se nos antoja para la comida). Imagino que para un hospital del Seguro Social las cuentas de gastos cuadran mejor si dan de comer sopa aguada todos los días que T-bone todos los días, y hay que ahorrar.
La cuarta: Si hablamos de hospitales privados, pues te dan igual la sopita aguada porque del dinero que pagas por día quieren ganar el máximo, y si te quejas te dicen que el rico eres tú y los médicos son ellos, que ellos estudiaron para curarte y que te debes comer la sopita para que el estómago se vaya reacostumbrando a los alimentos (más si te acaban de extirpar 6 metros de intestino porque estás hecho un marrano y quieres adelgazar a fuerza) y que si no te gusta te vayas al Seguro Social, donde seguramente te darán también sopita, pero de peor marca.
Bien, luego de todo esto... ¿por qué me preguntas cómo le voy a sambutir tacos de barbacoa a alguien que se acaba de operar?
Una solución sería vía intravenosa.
Pero yo no lo haría ni siquiera con un hombre sano (embutirlo, retacarlo) y al menos le quitaría la crema. Ya la barbacoa de por sí es grasosa (y asquerosa si la dejas enfriar), imagínala con crema.
Por otra parte, si el enfermo ha sido operado por una úlcera duodenal perforada imagino que darle cualquier lácteo (que le hace reacción química con el ácido gástrico creando bases nitrogenadas, si mal no recuerdo) se use sólo en los pacientes que hayan solicitado la eutanasia.
Claro, si te operaron por una uña enterrada, allí sí que no vería razón para prohibir la embutición: el cliente será un marranito, pero podrá seguir jugando cascaritas de fútbol.
Un abrazo.
Ahora me doy cuenta de que lei este post pero no comente en el.
Pues espero que Gonzalo este mejor. Viene la navidad, y con esa cocinera en casa...
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