En el principio este mundo era inexistente.
Se volvió existente.
Se desarrolló.
Se convirtió en un huevo.
Permaneció por el periodo de un año.
Se partió.
Una de las partes se convirtió en plata, otra en oro.
Esa que fue plata es esta tierra.
Esa que fue oro es el cielo.
La que fue la membrana externa son las montañas.
La que fue la membrana interna son las nubes y la niebla.
Donde estaban las venas están los ríos.
Lo que era el fluido interno es el océano.
Lo que nació de este huevo es el sol.
Cuando nació, gritos y alabanzas y todos los seres y todos los deseos brotaron de él.
Por lo tanto a su salida y a cada regreso suyo, gritos y alabanzas y todos los seres y todos los deseos surgen de él.
-Chandogya Upanishad, ca. 800 BCE
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Hace 12 años.
2 comentarios:
Me gusta más tu propia concepción del mundo, la que mencionas que el mundo es una gordita choricera, o un delicioso plato de fabada asturiana
a huevo!
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