"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

viernes, abril 13, 2007

El nombre es lo de menos

Torta ahogada, torta ahogada, ¿qué diablos es eso? Había oído hablar de ellas, pero nunca me había comido una. Para mí se oye bastante desagradable. No me pregunten porqué, pero lo asocio con los perros o con potaje de caldero de brujas.
Hace dos semanas que estuve en Guadalajara, me sentía con el orgullo opacado ver tantos anuncios de tortas ahogadas y yo sin probar ninguna. Así que convoqué a Lucía y Maru a que fuéramos a comerlas. Por fin se nos hizo, el lugar estaba lleno, (buen síntoma) había con carnitas y la especialidad de la casa: con camarón. Maru pidió de lengua, Lucía de carnitas y yo de camarón. Por fin llegó la atrevida torta ahogada, no era más que un birote partido por la mitad, con su respectivo relleno y bañada en una espesa salsa de jitomate con mucho orégano; después al gusto se le pone salsa de chilito de árbol y vinagre, buenísimas.

¿Qué es un birote? Pues una especie de pan francés, muy salado, hecho con masa fermentada de días y con una ácidez deliciosa, que sólo en Guadalajara se encuentra para mi desgracia. Es el alma de las tortas ahogadas, sin este pan es inútil prepararlas. Por allá, en casa del amigo de Lourdes comimos este pan y quedé encantada con su sabor. Esa vez Pepé, su amigo, un osado cocinero y buen melómano nos preparó la mejor capirotada que he tenido memoria, el postre justo de Cuaresma. Digo que fue osado porque con este pan queda excelente, su receta era la autentica receta virreinal para preparar capirotada: jitomate, cebolla, queso cotija, cacahuates, almendras, piñones, todos estos ingredientes salados se equilibran con baño de jarabe de piloncillo, canela y clavo. Mhhh, de verdad estaba buenísima, aunque suene un poco raro, por eso de la cebolla y el jitomate. Aunque viéndolo bien es un especie de antecedente de las tortas ahogadas, sólo que esta es un postre.

Pues volviendo con las tortas ahogadas he de decir que valió la pena experimentar y probarlas, haciendo a un lado el prejuicio por el dichoso nombrecito.

Este post lo debí de haber escrito cuando volví de Guadalajara, pero sucede que hoy fue cuando me acordé del buen pan que tienen los jalisquillos. Resulta que quiero preparar una comida mañana y necesito un pan francés, ni aunque me paguen lo compraría en la panadería de Wal-Mart, panes gachos, todos saben igual de feos, hechos en serie, lo mismo su pan de dulce. Estoy muy cansada y no lo quiero hacer yo, además que para hacer un pan de ese tipo se necesita un horno con vapor para dejarlo dorado y crujiente, es aquí cuando me llega la añoranza y la envidia, claro si viviera allá no me preocuparía.
Entonces mañana iré como viejo mañoso que viaja en Metro, visitando todas las panaderías, pellizcando panes de aquí y allá, manoseando de todo hasta que me encuentre con uno que satisfaga mis necesidades de un pan con masa agria y crujiente.

¿Por cierto? ¿Qué otras panaderías me pueden recomendar en esta ciudad que merezca el viaje? Los supermercados en su afán ambicioso por llenar las necesidades de un público consumidor, han uniformado los sabores y acabado con pequeños negocios de panadería donde había una oferta de pan más artesanal.

3 comentarios:

oublieroblivion dijo...

ahhhh ... te vas de vacaciones... regresa y tanto que leer! jeje :D

espero la hayas pasado bien.

saludos, cuídate.

Anónimo dijo...

Habérmelo anunciado antes y haberte yo leído antes. Justo estuve en Guadalajara los días que anduviste por ésa, mi bella tierra. Me habría encantado llevarte a probar las ahogadas, de hecho, desde Sogem me quedé con esa deuda, aquella vez que me encargaste una torta. Ni hablar, puedo recompensarte con harto birote porque voy para allá cada mes y siempre me traigo una buena cora. Un abrazo y queda esa deuda pendiente. Sara.

Carmen dijo...

Canija Sara, siempre pensé en tí, cuando anduve por allá, pero todo fue de repente y así salió.
Me hubiera gustado que me recomendaras más lugares por allá.
En fin me da gusto que te animaste a dejar un comentario.
Háblame si te vas a tu tierra