"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

lunes, marzo 05, 2007

¿Cómo va a querer sus huevitos, mi rey?


-¿Conoces el arte de cocinar unos perfectos huevos fritos?
-Pues antes se decía que si querías formar una familia, mínimo fueras capaz de hacer unos buenos huevos fritos.
-Mucha gente no reconoce que no sabe freír un par de huevos.
-Los frien con harta grasa, así lo hace la mayoría.
-¡Qué desagradable!
-La Chepina Peraloca hace mucho dio una clase en la tele de cómo hacerlo, rociabas con PAM, (aceite en aerosol antiadherente, que en este caso patrocinaba el programa) y luego estrellabas el huevo, había que taparlo unos segundos para que se cociera.
-Entonces no eran huevos fritos, eran huevos cocidos.
-No, porque dejabas tiernita la yema.
-Y ¿no te da asco la yema cruda?
-No, hasta me la comía cruda con rompope todos los días cuando niña.
-Desde ahí comenzó tu alcoholismo.
-Lo que no me gusta para nada es el huevo achicharrado, cuando la gente lo dora demasiado, toma un sabor asqueroso.
-Ferrán Adriá recomienda que para hacer un huevo perfecto es mejor freír por separado la clara, luego freír la yema hasta que toma color para luego ponerla encima de la clara.
-¡Qué moderno! esos eran unos huevos deconstruidos. ¿Qué me dices de los huevos que llegan a tu mesa con la yema demasiado cocida, o la clara demasiado aguada?
-A mi me gustan con la yema aguadita, para sopearla con tortilla, eso sí la orilla bien doradita.
-Dice José Manuel Vilabella que las señoritas de antes sabían bordar los huevos, le hacían puntillas de encaje dorado alrededor, lo enmarcaban con encajes y filigranas, hacían el huevo perfecto que merecía el aplauso de los comensales.
-¿Las señoritas de antes? ¿De qué tan antes es esa clasificación? Mi mamá no pertenece a ellas, ella no sabe freír unos huevos.
-Claro, tu mamá no es señorita.
-La tuya tampoco.
-A güevo, si no, yo no estaría aquí.
-Pero, no crees que es una bendición al menos tener un par de huevos en la alacena cuando te mueres de hambre y no hay nada más.
-¿Te confieso una cosa?
-¿Me vas a confesar que también eras alcohólico infantil?
-No me gustan los huevos fritos, ni revueltos, en ninguna forma, sólo en panes, pasteles o salsas.
-¿Y para qué me preguntabas sobre la manera perfecta de freírlo?
-Nada más por provocador y por si podía formar una familia contigo.

4 comentarios:

María Tabares dijo...

¿Sabes que la hora del desayuno es una buena hora para leer tu blog? pues sí, con una taza de cafè y algo de comer, se degusta más y se evita que se escurran las babas ante las delicias fotograficas y literarias que en él pones.

Anónimo dijo...

Saludos Carmen, no siempre comento pero siempre te leo, a mi si me gustan los huevos fritos, pero los prefieron rancheros, nunca jamás he vuelto a comerlos como los hacia mi abue, Alma

MIGUEL S. dijo...

Huevos a la Derrida, jajajjaja me tiene muerto de la risa.
Fenomenal blog, de mis favoritos.
Saludos

oublieroblivion dijo...

jajaja, me encantó el post.
saludos!