Haciendo un recuento de lo que he escrito, llámese cuento, poesía o novela, la verdad es que tengo muy, pero muy poco como para contestar felizmente cuando me preguntan: ¿Y qué has hecho? ¿Sigues escribiendo? Hace días
Edgar me decía que se encontraba en blanco en cuanto a escritos, que no ha logrado seguir con su ritmo normal. Eso duele, le dije.
Mientras camino por los aburridos pasillos de un supermercado se me viene una pregunta:¿Por qué está de moda sustituir los frascos de boca ancha por botellas de plástico para apretar, hasta los ingredientes han modificado para que pueda deslizarse por el estrecho espacio en donde meten el producto? ¿Dónde se quedaron los frascos de cajeta para comerla a cucharadas? Esos frascos que uno podía reciclar y tal vez usarlos para empacar conservas caseras. Ya en mi casa aprieto estos recipientes, (sí otra vez con mi mano mala, ¡qué uses la izquierda, necia, acuérdate!) y pienso mientras espero que escurra: ¿de que será bueno escribir un cuento? Las musas no llegan, tiene razón Edgar, ¿será por lo que me pasa o no me pasa? Mientras, elaboro mi monólogo interior que dejaría indiferente a Proust, la pinche cajeta no se escurre sobre mis hot-cakes, se ha endurecido como mi corazón, como mi sesera, sí, ahí esta la zonza cajeta suspendida como si fuera trapecista cirquera, cuando por fin la gravedad la vence y logra salir por el pequeño agujero, ha pasado casi 5 minutos y mi hot-cake es cold-cake. Las musas se fueron a tocar a otra casa que las alimenten bien, tal vez en una que les ofrezcan dulce de leche argentino, ese lo siguen vendiendo en frasquitos, sin tanta glucosa. O que les den mejor magdalenas con té y lechita. Bah. Al fin que ni quería cajeta, mejor le pongo maple.
3 comentarios:
Carmen,
ya me hice el licuado que me dijiste y me lo tomé con gusto, te digo que me echaba los de alfalfa en el mercado de Jamaica.
Gracias por la receta.
Te enviare una cajita de cajeta de las de antes.... Estoy en la capital mundial de ellas..Pero a donde?
Mimí:
Pues a la Santa María la Ribera, soy vecina de doña Perra y sus perritos, si hasta en la tele ha salido mi vecina. Preguntas por ella o ya mejor, te dejas guiar por el olor y mero enfrente de ella vivo. Snif, snif.
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