Todos tenemos algún platillo favorito pero, ¿qué pasa con aquella comida que despreciamos y rechazamos al primer ofrecimiento? Ese alimento repugnante que con sólo mencionarlo nos remite a una situación desagradable. Tenemos que reconocer que en esos malos recuerdos casi siempre está detrás nuestra querida progenitora.
Claro, se acuerdan de: “Qué no ves que lo hago por tu propio bien” “Ándale chiquito, vas a ver que si te comes el hígado te vas a poner bien fuertote”. “No te levantas de la mesa hasta que no te acabes las calabazas”. “Si quieres estar fuerte como Popeye cómete las espinacas”
Nuestra madre, la que nunca imaginamos que nos haría algún mal en nuestras vidas resulta que es la bruja que nos trauma con su terrible insistencia a comer algo que por múltiples razones no nos gusta. La hora de la comida se convierte en el momento de la angustia y el caos. Para las madres angustiadas y para los chamacos remilgosos.
Las madres se desesperan porque no encuentran la receta mágica que logrará que los niños se coman todo lo que les sirven. Del éxito o fracaso de esta misión se derivan muchas formas sociales y emocionales de relacionarse en el futuro con la comida. Que me lo digan a mí, con una madre que me atascó de mango hasta por las orejas. Una fruta tan sabrosa para mucha gente y a mí me hizo despreciarla.
Es importante la actitud que se tenga ante la comida, sin gritos, amenazas, ni premios, es difícil pero no imposible. Finalmente hasta donde tenemos noticias, ningún niño se ha muerto porque no se acabó su repulsivo alimento. Lo preocupante en este asunto de platillos detestables, niños renuentes y mamás obsesivas, es que en el futuro repetimos los esquemas de lo que nos hicieron y hacemos lo mismo con nuestros hijos. ¿Verdad Mariana? Tendremos la misión de romper este patrón y transmitir otra forma de diálogo con la comida.
Choc Chip Cookies
Hace 12 años.
10 comentarios:
jeje, yo desde chiquita he sido una tragona de primera asi es que mi mamà adoptò la filosofìa de "si come bien para que obligarla a comer cosas que no le gustan"
yo creo que ser aventureros en la comida es algo innato, para que yo pruebe una cosa que pienso que no me va a gustar està super difìcil!
un abrazote Carmen!
Carmen,
a mi me pasó todo lo contrario de Glaukopis.
De niño no me gustaban un montón de cosas que ahora me gustan y tampoco me gustaba probar cosas nuevas. Luego fui a Londres donde empecé a conocer la cocina de mas allá de Italia y ahora hasta me da añoranza no poder comer la tal cosa china o la tal otra hindú, por no decir de la comida mexicana.
Pero todavía hay cosas que me requetecontrachocan, el hígado, ni de chiste, casi todo lo que lleva vinagre, cuando no sea en cantidades minúsculas, me da asco hasta el olor, la mayonesa, guácala!
:-D
Ay que yo tuve una chamaquita de ese estilo y me hizo morir, la llevaba a la guardería solo a la hora de comer para que le dieran allí la comida y las profesoras me reñían pero es que no podía con mi alma, me tenía harta, me paseaba por la calle con una tortilla y un trocito de pan y estaba horas para comerlo, qué asco!!! Hoy día hay que quitarle las galletas de la despensa y se le ha puesto un buen trasero, ay si me oye!!! La comida debería ser un momento de contacto con nuestros hijos y no una forma de embutirles algo a la fuerza porque como tú dices nadie se ha muerto por no comer teniendo la comida delante, claro está.
Esta niña tan guapa que nos sacas en la foto parece bien predispuesta a devorar lo que tiene delante jajajajja, tiene carita de guapa mejicana.
Qué? Sigo teniendo cara de poleo? jajajajaj
Te envío un fuerte abrazo.
Que linda entrada, tienes toda razòn. Fijate que mi comida favorita y que sé que es detestable y muchos ni siquiera se animan a probar es la Lengua de res..ah! es un premio a mi paladar.
Sin embargo los chiles o pimientos rellenos o en porciones grandes cocinados no me gustan para nada... me los como crudos o bien picaditos entre toda la comida.
De niño no me gustaron nunca los frijoles y otras cosas, me daban kinocola, vigorón y esos jarabes para que se me abriera el apetito.. fue después de la adolescencia que aprendi a comer.
Mejor no sigo por q tengo que decir como para un libro..saludos.
jo... pos yo Car, de chiquita era bien roñosita pa' comer. Mi mamá la pasaba fatal porque, cosa número 1, la leche no me gustaba y sigue sin gustarme, pero me gusta toda la amplia variedad de productos lácteos, así que no entiendo por qué mi madre se empeñaba en que tomara un vaso de leche si bien me habría podido dar un queso o yogurt, 'ta bueno.
Una empieza a comer cosas que no conoce porque no está su amá a un lado para arrimarle el plato y a una se le retuerce la tripa de hambre, entonces come de todo lo que se encuentra.
Una cosa que he notado entre amigos y conocidos que se vuelven padres, es que al párvulo en cuestión le apartan comida especial, está el caso de una tipa que conozco que tiene el congelador lleno de saquitos con porciones individuales para cocinar conejo, pavo, tenera, verduritas acá, verduritas acuyá, etc... lo sorprendente es que los changos estos comen del nabo, te lo juro, mientras el niño come sus manjares hechos por mamá y papá, ellos se atragantan de pizza y kebab. ¿¿Por qué diablos no cocinan para todos igual??
O que te digan que te comas las espinacas y tu mamá no come espinacas... ah chingá.
A mí se me hace bien importante que aquí el individuo que está por llegar me vea cocinar y sentarnos a la mesa todos y yo no sé, pero yo creo que lo voy a nombrar preparador oficial del agua de limón.
jajajajaa
¿qué te puedo decir que no sepas?
Pues mi experiencia con la comida ha ido cambiando jajajaa, tú siempre dices que cuando algo te gusta y que antes no, "es que estás madurando".
Pero hasta la fecha no me gusta el JITOMATE cuando sabe a jitomate. jajajaa. O sea que si es algo preparado a la veracruzana: fuchi, si es crudo en ensalada: fuchi, si es un platote de gazpacho: fuuuuchi. jajaja, pero las salsas rojas son mis favoritas.
pero eso de que ser aventurero en la comida es innato (como dice glaukopis), lo dudo. Comer es algo necesario e innato, pero saber comer es algo que se aprende y experimentar nuevos sabores y consistencias es algo que he aprendido de ti.
:-)
besos y abrazos
Carmen, en mi familia es al contrario jajaja "niño y deja de comer" jajaj Las madres que hacen lo que comentas es que tienen niños remilgosos o no les han enseñado a comer desde bebés, ya sabes, darles a probar una verdurita cada vez (yo desde los 4 meses) También muchas veces los huercos simplemente no quieren probar como comenta Flavio. Mi papá nos hizo probar de todo lo que él comía y él era un gourmet, le gustaba probar comidas distintas. Si alguien no quería comer algo, se ponía junto al teléfono, y nos decía, "pruébalo, y si te empiezas a enfermar, llamaré inmediatamente una ambulancia" Llegamos a comer hasta huevos de tortuga crudos, cuando no estaban prohibidos, (solo con sal y limón) Yo ya no lo vuelvo a hacer!!!
Creo que es importante, enseñar a los niños desde pequeñitos a probar la comida de la casa, y hecha en casa por supuesto. Y que interactúen con nosotros en la cocina. Ya ves luego salen chefs.
Me hiciste recordar a mi papi... Recuerdos, recuerdos, recuerdos,
Ya volví a poner tu libro en mi blog. Ahi la llevo.
Besos!
Hola mi querida Carmen
Diste en la piedrita que traigo en el zapato en estos momentos, porque mi hijo de 4 años no come de todo, y me frustra ver que rechaza lo que le doy. Ya estableció su menú y de ahí no lo sacas. He optado por dejarlo que coma lo que quiera de lo que le doy y el hambra lo hace por terminar todo!! Jajaja termino ganando, pero sólo a veces. Me arrapiento de no haberle dado probaditas de todo cuando era más pequeño, pero no modo, ya cambairá, no?
Un fuerte abrazo
Agradezco mucho sus puntos de vista, sus recuerdos, experiencias y anécdotas que evocan al leer esto. Muchas gracias.
o comer las espinacas asi se pone uno fuerte como popeye...
te dejo un beso grande y gracias por tu mensaje!
an
Publicar un comentario