Me regalaron un huevo de avestruz, yo casi no como huevo, a menos que sea parte de los ingredientes de un pastel, que esté muy camuflajeado o simplemente duro en ensalada. De este huevo, sólo me interesa sobremanera el cascarón para hacer cuentas para collares.
Hace muchos años, yo sabía que la gente no comía avestruz porque decían que era una carne muy sucia, llena de parásitos, (ándenle, igualita que el pollo Bachoco). Ahora la venden por todos lados como una carne exótica y ponderando sus virtudes alimenticias. A veces me doy cuenta que no soy tan omnívora y que mi paladar se restringe con algunas cosas. Creo que nunca comería avestruz, ni cocodrilo que tanto me gustan.
Comemos cosas que ni imaginamos su origen, con qué fertilizantes cultivaron eso que nos servimos en el plato, y en el caso de la carne, ¿qué clase de alimentación tuvo ese animal que masticamos? Comemos y tratamos de no hacernos preguntas.
¿Cuantas cosas en la vida diaria y en la alimentación hacemos así? Ya sean malas o buenas. En el caso de la alimentación a veces estamos con la conciencia plena al tratar de nutrirnos y ser saludables, y en otras simplemente comemos y ya. ¡Puf!, saltamos ese trámite que en muchos casos es engorroso y fastidioso. ¿A poco no? ¿A poco no se hartan de repente al saber que tienen que hacer de comer, o que tienen que perder tiempo comiendo? Llegar hasta donde el presupuesto y el tiempo nos da para rendir.
Ese comer sin pensar, esa conciencia que se queda agazapada que no juzga ni piensa si después habrá consecuencias, esa es la que me interesa distinguir de ambos casos. La que nos lleva a esa parte animal y espontánea de nosotros, sin que nadie se escandalize por la forma y el fondo.
Espero esclarecerme pronto y regresar a este blog, mientras, ténganme paciencia por favor.
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Hace 12 años.
9 comentarios:
Hola:
Lo más cómodo es no pensar. Nomás dejarse llevar.
Pero pienso que la plenitud de nuestra existencia, como supuestos entes racionales, sólo la alcanzamos percibiendo no nada más con nuestros sentidos, satisfaciendo nuestra carne, sino cuando usamos nuestro intelecto.
Pero sí. A veces gana la flojera.
Saludos
RRS
Joder tia, ahora sí que estás grave, muy grave.
Y sobre todo no te entendí que es peor
Estoy exactamente igual de mal que tú. Son tantas las dudas que hartos son los momentos en los que ya no me replanteo nada, que se me lleven al otro mundo cuando quieran, estoy harta de pensar, harta de medir, harta de valorar y harta de juzgar y juzgarme y sobre todo de sentirme culpable por lo que me echo a la boca. Creo que la moralidad consiste en mirar atrás y ver cuánta gente está muriendo de hambre al tiempo que nosotras nos replanteamos nuestro futuro y ponemos nuestra vida en manos de la nutrición que no podemos controlar porque nos meten lo que quieren. Hay que buscar, pienso, el equilibrio entre placer e intelecto pero sin obsesionarse. El alimento que le demos a nuestro corazón, nuestro principal órgano también va a ser decisivo en nuestros próximos años Carmen.
Todo va rodando, a duras penas pero llegará el día en que todo esto sea historia, ya verás.
Un abrazo fuerte, fuerte.
Ana
Entiendo tu dilema. En cuestión de comida soy toda una paradoja.
Yo me considero culpable tanto de comer alimentos en los cuales hay controversia de ética ( ternera y foie gras). Son deliciosos. Contradictoriamente No Soporto la cacería con fines recreativos, pero si veo en algún meno alguna carne exótica la pido. ( de que me sirve oponerme a la cacería?)
En cuanto a la calidad de loa alimentos, Tenemos la responsabilidad educarnos en cuanto a que contiene lo que preparamos a nuestras familias (niños sobre todo). En estos tiempos la comida he perdido integridad. Mis amigos los gringos tienen hábitos de modificaciones genéticas, usos de hormonas y químicos que han desgraciado los alimentos. La "calidad" de la comida chatarra cada menos existente.
Tampoco se trata de dejar de disfrutar la comida, ni de convertirnos en ortoexicos. Todo con balance y con medida.
Carmensita si te visitamos es por que somos amantes de la comida.
El caldito del post anterior me hizo agua la boca. La semana que viene voy a hacer tu pozole con mi mama que viene de visita.
Qué lugar tan fascinante!...simplmeente me has dejado con el mejor sabor de boca del día...
Y eso que hoy amanecí muy temprano en el depa de mi novia y le preparé un rico desayuno!
un abrazo, !
El otro día uno de mis parientes, pescador que se provee su propio pescado, hablaba amargamente de lo que encontraba en sus pescados. De la gran diferencia entre los peces de granja y de los peces viven en el mar. Yo tenía cara de "ya no me sigas contando"... encima me acababa de zampar un carpaccio de marlin y nadie sabía decirme si en su vida el marlín había sido libre en las aguas del Mediterráneo o alguien lo había crecido en algún lugar.
Somos muchos burros y no nos alcanzan los olotes, o tal vez alcanzarían si no insistieramos en comer siempre lo mismo todos juntos.
Mi relación con el huevo es igualita a la tuya Car.
Hola Carmen...
Gracias por ir a Escuch-ando.
De la Beyond the sea, es la que cantan al final, durante los créditos de salida.
Y si, de Young girl, es la preshistoria... jaja.
Un beso.
Hola Carmen!
Poniéndome al día después de un pequeño viajecito.
Yo tengo que confesar que hace un rato dejé de cuestionar muchas, muchas cosas. Me cansé. No
encontré respuestas ni alternativas decentes. Como en la comida, en el uso de energía, en la educación etc. etc.
Hoy en día parece que cada aspecto de la vida cotidiana se debe analizar y decidir entre lo que nos gusta/satisface/pega la gana y lo que es moral/legal/sano.
Trato de optar por lo que me parece mejor en determinadas circunstancias. En cuanto a la comida te diré que le entro casi a todo, aunque la carne es lo que menos consumo, no me gusta mucho.
Al puerco le tengo que decir que no muchas veces, pero en otras antas no me resisto. Si se trata de especies en peligro de extinción, ahí si pinto mi raya.
Toda mi vida he comido pollo y huevo y siguen encantándome. Un antiguo novio decía que no se explicaba como no cacareaba!
La Irenita se fué el martes:-( fué un viaje relámpago, pero lo disfrutamos lo mas que pudimos. Fué una lástima que no pudieramos platicar, pero me dió mucho gusto verte.
Saludines
Yo tampoco entiendo nada, no sé nada, incluso cuando escribí quería comunicar otra cosa, otra vertiente entre la moralidad y la actitud instintiva animal que hay en nosotros y no podemos remediar. Pero cuando leí sus interesantes y generosos comentarios, uno tras otro, me quedé gratamente complacida por decirme la relación que llevan con esos que nos hacen estar aquí y ser lo que somos, los alimentos.
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