Viernes de quincena y de puente, paciencia para transitar largas distancias, de San Cosme hasta Churubusco, hago un alto en la Cineteca y luego a Polanco, el litro de jugo de zanahoria y naranja con una rebanada de piña que desayuné ya se había separado de mi cuerpo desde hace horas. Cuatro y veinte de la tarde y yo apenas entrando al Bajío, esta vez no era el de Azcapotzalco, era la sucursal nueva de Polanco. Creo que dijo Carmen Ramírez que tiene tres meses de abierto.
Maravilloso lugar, Carmen, mi tocaya, siempre se ha distinguido por defender la mexicanidad, este es el lugar adecuado para demostrar que tan amplia y rica es la comida mexicana a cualquier extranjero que venga de visita.
Lourdes, Jorge y yo estábamos hambrientos, Carmen anfitriona generosa nos recomendó las entradas del lugar: taquitos de jaiba en hoja de plátano, pan de cazón, unas garnachitas que eran un poema, y empanadas de plátano macho rellenas de fríjol. Ellos tequila, yo una cerveza de barril, ¡ahh que deleite! Lourdes insistía en que faltaban las infladitas de frijol, llegaron tres, una para cada uno, Carmen observando desde nuestra mesa el buen funcionamiento de su restaurant y marcando el acento en la plática.
Enfrente de mí, un muro de 5 metros de altura por 4 de ancho, con canastos de colores, ¿podría haber algo más bello y original? Sí, todo el conjunto de artesanías: bordados policromáticos huicholes, abanicos papantecos, pinturas en papel amate, virgencitas de Guadalupe de hojalata, máscaras de Guerrero, bordados mazahuas, bordados de Pátzcuaro. El restaurante El Bajío de Azcapotzalco también hace un homenaje al arte popular mexicano, este lugar se convierte en una galería de artesanías que cambia con cada fecha festiva del año, aquí se ven esas tradiciones que persisten y que hacen al mexicano. El menú es el mismo en los dos restaurantes y me dice Carmen que ya hay otra sucursal en Parque Lindavista, habrá que visitarla.
Carmen seguía agasajándonos: mandó un plato al centro de ceviche verde con unas cacalitas para acompañarlo, Lourdes fue mal atleta, comió con tanta prisa al principio que quedó agotada con una sola tostada, yo por lo pronto intercambiaba miradas con el único competidor que seguía con hambre, como Jorge no dejaba de hablar por teléfono, yo con permiso de Carmen me adjudiqué el plato, pero como estaría de sabroso que Jorge respingó y hasta dejó el teléfono, me reclamó que le dejara algo de ceviche para hacerse una tostada.
Luego llegaron unos enooormes tacos de barbacoa, deliciosa, muy jugosa, también los de carnitas, pero de esos no probé...Cuando todos creíamos que eso era todo, Lourdes ya recuperando aliento dijo: ¿Cómo me voy a ir de aquí sin probar un huazontle?, y Carmen mandó dos órdenes en diferentes salsas, uno en jitomate y otro en salsa de chile pasilla, esos eran huazontles limpios, en tortitas, sin varas que sacarse de la boca, esto fue lo mejor. Jorge arrasó con los de jitomate, un sabor suave, muy casero, los dos muy diferentes, los dos eran un verdadero portento.
La hija de Carmen es la repostera del Bajío, alabada sea su calidad, una tarta de Papantla y un pastel de cajeta, hecha en casa, no glucosa como la Coronado. Ah, ya para terminar Jorge y Lourdes tomaron un anis con hielo. Yo me entretuve con los postres, adicta a la azúcar que soy.
Si quieren conocer un excelente lugar donde comer la comida tradicional mexicana, con ese sazón de antaño, sin fusiones ni confusiones, nada mejor que visitar
EL BAJIO
Alejandro Dumas # 7 Col. Polanco
Tels.5281-8245 5281-8246
Vallet Parking
O EL BAJIO de Azcapotzalco, “el corazón de Carmen”
Av. Cuitláhuac # 2709 Col. Obrero Popular, Azcapotzalco
Tels. 5234-3763 5234-3765
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Hace 12 años.
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