"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

sábado, enero 06, 2007

Viaje al sureste I

Más de 4 000 km y como cuatro kilos de más y están alojados en algún lugar del cuerpo que se supone suele llamársele cintura, pero encantada de nuestro viaje por carretera. De lugares en los que mi espectativa era mayor debo decir que me dejaron como con el entusiasmo tibio. Mérida no fue lo que yo esperaba, eso me pasa por hacerme tantas ilusiones. Sin embargo hubo lugares que me sorprendieron gratamente, como Progreso.

Aquí comienza el viaje:
Veracruz
Esa mañana endulzaba un café con leche, dos cucharaditas de azúcar, por favor. Mi egoísmo es grande y olvida todo lo que se necesita para tenerla tan cercana en mi mesa, fue camino a Tlacotalpan al paso de tres Ingenios Azucareros que trabajaban a todo lo que daban, cuando recordé valorarlo. Cientos, miles, de vagones y camiones cargados de caña. Es la Zafra.



















Tlacotalpan sigue siendo un enigma para mí, no me lo imagino con sus calles llenas de gente una noche del 2 de febrero, siempre que he ido, encuentro mucha soledad en sus calles y esas casonas donde no vive nadie.

Lo que si se espera es una buena garnachita rellena de jaiba, bien infladita y unos plátanos fritos, tan suaves que parecen mantequilla, en un restaurante a la orilla del muelle.

Luego Coatzacoalcos, ciudad en constante crecimiento, ahí vive un sobrino más tragón que yo y nos llevó a comer tacos, yo tres porque no tenía hambre, él doce porque tampoco tenía, te dan un vasito con tu salsa radioactiva.



Tabasco
Unos kilómetros más adelante, en Villahermosa, me encontré con estos coaties que eran terriblemente demandantes de comida.




Luego vino el encuentro con mi tío...Y, es la tierra mi tierra, el polvo mío,
el árbol de la noche sollozada,

las puntuales blancuras de la garza
las luces de mis ojos, el trayecto
de una mirada a otra mirada.

El cielo que vuela de mis ojos a los cielos

de unos ojos terrestres y las nubes
que desbordan el canto
.
"Estoy todo lo iguana que se puede"...















Paraíso, Tabasco
Los versos del hombre tenían que ser eróticos con este paisaje y este menú


Ostiones ahumados

Filete a la tabasqueña con acuyo(momo,hoja santa), adobo y jitomate, envuelto en hoja de plátano. Empanadas surtidas jaiba, camarón y pescado, y muchos cocteles de Caracol. Realmente estaba en el paraíso. El lugar se llama La Posta, a un costado del puente en el Bellote.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que envidia... no, no de la buena, de la unica envidia que hay... jejeje me gustan los coatis!!!!!!!!!!!!!!!!, ya me voy porque ya me dio hambre...
Alejandra