Conocí al profesor Alejandro Céssar Rendón en un diplomado de Comida del Novohispano, nos hablaba de esta y su reflejo en la literatura.
La clase era dramatizada y lo acompañaba una actriz, Carmina Martínez. Nos leyó fragmentos de la obra de Bernal Díaz del Castillo, de la Visión de los Vencidos, Sor Juana Inés de la Cruz, Vicente Riva Palacio, Luis González Obregón, Artemio del Valle Arizpe, Eligio Ancona, Salvador Novo, estós últimos inspirados en el periodo virreinal. Cómo no recordar la Leyenda del Mole que Artemio del Valle Arispe recreó y que gracias al maestro Alejandro conocí.
Varios años después lo tuve como maestro de guionismo en la SOGEM, nos reconocimos de nuevo, sabiendo que compartía su gusto gastronómico me invitó a participar en un concurso de cuento que explicara el origen de la tortilla de harina. Hacerlo era un reto y el premio consistía en un mes de cenas en un restaurante de burritos que está en Miguel Angel de Quevedo. Con mi apetito por delante como estímulo, me atreví a hacer una historia, nadie ganó el premio, pero hubo dos menciones honoríficas, entre ellas mi cuento, aunque desgraciadamente el premio se redujo a una comida gratis. Ese día en la premiación Alejandro Céssar Rendón era parte del jurado, juntos comimos burritas y alitas de pollo.
Abría su casa una vez al año a sus alumnos para presentar una obra de su autoría y después una tertulia. Recuerdo que esa vez yo llevé galletas de amaranto y ajonjolí, que meses después me pidió que le diera la receta.
Él colaboró en varias memorias de la actividad gastronómica de los Festivales del Centro Histórico de la Ciudad de México. También elaboró la tesis La Gastronomía como una de las Bellas Artes para el Claustro de Sor Juana.
Publicaba en su propia editorial los temas que eran su pasión: literatura, dramaturgia y gastronomía. De esas mismas publicaciones me regaló una que dedica al cardamomo, una especie poco conocida en México pero una de mis favoritas.
Hace unos días una amiga, Martha Cruz me trajo varios regalos de la India, entre ellos este estuche con varias especies, al abrirlo no pude menos que recordar los olores que pertenecen a este país. No le ofrezco flores al maestro, le ofezco los aromas voluptuosos de la canela, el macis, el clavo, el cardamomo, el comino y el cardamomo negro, tesoros que movieron al mundo y que apreciaba verdaderamente el profesor Rendón.
Puede parecer ya un obituario mi blog, pero en menos de 24 horas, dos maestros muy queridos se han ido y justamente dos conocedores de la buena comida.
Alejandro Cessár Rendón 1936-2007
Choc Chip Cookies
Hace 12 años.
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