"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

viernes, septiembre 22, 2006

Café con aroma de boicot.

El poder de la gente para boicotear un producto en México (como muchas otras cosas) no obtiene respuesta. No sé si por falta de organización, porque no nos asumimos como seres políticos, o porque finalmente somos unos egoístas.

Siempre he sido consciente que si tienes animales los debes de cuidar, ¿si no para que los tienes?, cuántos perros se la pasan en las azoteas, sin ningún cariño y con el pelo como cualquier rastafari, sin que nadie los saque a pasear un rato (debidamente recogiendo sus cacas, por favor) Pero con más razón requieren cuidarse si esos animales te están dando a ganar dinero, ¿por qué no los cuidan? Yo he oído respuestas que vienen de personas como si vivieran en el medioevo: Porque no tienen alma, porque no tienen conciencia y la peor de todas: porque son animales.

Seguramente el dueño del café de La Parroquia es un patán abusador que ¿piensa? de esta manera, si no, es inexplicable que una gente que gana tanto dinero actué así en su rancho. Sinceramente el famoso cafécito es una porquería, para lo único que sirve es para utilizar el baño, igual que hago aquí con los Sanborns. El café es malo, y el restaurant está lleno de cucarachas.

Les dejo a continuación una historia espeluznante. Mínimo tómense la molestia en leerlo y por favor no consuman café en este lugar.

Fotos y texto tomado de: http://lamentiragratuita.blogspot.com

Vacas en La Parroquia

Alguna vez en al vida todo aquel que ha venido al Puerto de Veracruz ha tomado un café en el café de la Parroquia, nadie se resiste a hacer sonar la cuchara contra el vidrio grueso del vaso donde sirven el café lechero, viene un mesero con una enorme tetera y sirve la leche a chorro, entre mas grande y alejado de la tetera sea este mejor, y creo que luego viene otro mesero y te sirve el café… hace mucho que no voy. Esto es una tradición, tengo maestros que antes de hacer cualquier cosa en el día se reúnen ahí para tomar el café; ya después puede comenzar el día y esto ha sido así por muchos, muchos años.

Pues bien, el día de hoy y para variar, todo mi grupo fue de práctica al rancho de uno de los dueños de tan histórico lugar, la leche que aquí se produce es la misma que sale de aquellas teteras. No esta lejos de la cuidad, es mas la mancha urbana ya se lo comió y creo que a esta alturas seria mejor venderlo por metro que tratar de seguir produciendo. Sin embargo sigue siendo un gran terreno, se tienen aproximadamente unas 300 cabezas, el hato se divide en dos: en una parte donde la genética predominante es de raza holstein; (lechera) y la otra parte es una mezcla de hosltein (boss taurus) con cebú (boss indicus), 50 y 50% la cual se le llama “F1”, y aquí en el trópico su razón de existir es para producir carne y leche por igual. Le dicen de “doble propósito”; que realmente no sirven para nada, las dos producciones son ralas y escuálidas, pero aquí esta de moda.

Para empezar y como siempre en olor es bastante desagradable y si tienen una nariz de perro como la mía que todo lo huele, llega a convertirse en un calvario. Al llegar se realizaba la ordeña, que por cierto es manual, y al caminar entre los pasillos de la sala de ordeño todos nos dimos cuenta de un gran problema: todas absolutamente todas la vacas tienen un pésimo estado de salud, un fuerte pero muy fuerte problema de patas las aquejaba a todas, la inflamación de estas es verdaderamente de asombrarse y abrir la boca, casi ninguna conservaba el pelo de esta región, un color rosa encendido y grietas sangrientas era lo que había en su lugar. Una que otra vaca tenia fuertes problemas con las articulaciones de las rodillas, las bolas de edema eran inmensas, eran del tamaño de una toronja bien grande, si seguían creciendo pronto llegarían a tocar el suelo.

Después de realizar el trabajo asignado, varios recorrimos uno a uno los pasillos de la sala y se hizo notorio otros miles más de problemas: había una vaca que hace 6 días había parido y aún retenía pedazos de placenta, el olor que provenía de dentro de la vaca era de putrefacción. Pezones inservibles y deformados, tumoraciones a lo largo y ancho de sus cuerpos, cavidades oculares sin ojos y con supuraciones, colas rotas que no servían para hacer su trabajo: ser un arma y espantar a las moscas. Al final de la ordeña soltaron a los becerros para que se alimentaran con la raquítica leche que quedaba en la ubre, bien les iba si aun había algo que tomar, uno de los becerros en su desesperación por no obtener nada, rompió uno de los pezones de su madre y entonces si la leche empezó a correr profusamente, que de todas maneras el animalito no supo como tomarla y casi toda se desperdicio.
Algunos le avisaron al encargado de tal suceso y el don no hizo mas que decir: “aaa si, siempre pasa, no importa, ahí que se quede”.

En fin la condición de las vacas era para llorar, y si alguno no lo había considerado hasta ese momento, cuando soltaron a los animales para que se fueran al potrero a pastar, ese era el momento para empezar a hacerlo.
Todas las vacas cojeaban, su caminar era casi imposible, se notaba su dolor, en su cara en su caminar, en la posición de sus cuerpos al hacerlo: caminaban con el lomo arqueado y con suma lentitud. Las más enfermas solo daban dos o tres pasitos y se detenían por un buen rato hasta poder volver a intentarlo. Definitivamente había algunas que no iban a llegar en todo el día al potrero. La vista era simplemente deprimente, nos quejábamos con el maestro, nos preguntábamos una y otra vez por que nadie hacia nada con la salud de esos animales, indignados no podíamos creer que no existiera un MVZ no fuera el encargado del rancho o mínimo que hubiese alguno que fuera con regularidad al rancho, solo llamaban al veterinario cuando alguna vaca estaba tan enferma que se postraba y esto en una vaca sucede cuando verdaderamente ya no hay mucho que hacer, siempre dicen que cuando una vaca se hecha es casi imposible volver a verla en pie.

El maestro ponía cara de “a mi me vale madres” y nos decía con voz de santo redentor: “si muchachos que bueno que se dan cuenta de todas la carencias, todo eso quiero que me lo pongan en su reporte, en clase vamos a platicar todo esto”.

¡¡Me lleva la fregada con este tarado!! ¿De que va a servir que yo ponga todo lo que vi en un maldito reporte que ni siquiera va a leer y que va a ir a parar a la basura?
Se llenan la boca diciendo que el grupo no sabe nada, que no sabemos manejar el ganado… ok es cierto, pero el día que por primera vez la indignación y las ganas de hacer algo es general, nos manda al demonio y mejor llenen una hoja de papel.

Ya cuando nos íbamos, llego la camioneta del “gran café de la parroquia”, a recoger la leche, eso si en un camionetón. No es difícil imaginarse la gran ganancia económica que debe tener la gente que es dueña de este lugar, tampoco es difícil imaginarse que esta gente rebasa por muchísimo la economía de una familia de clase media, asi que me pregunto yo: ¿Por qué carajos, ya que tienen tanto dinero no hacen algo por sus animales?, ¿Por qué no hay un MVZ que se encargue de esto?, ¿cobraremos muy caro?, ¿no tendrán suficiente para pagarlo?

Hay una simplísima respuesta para todas mis preguntas: ¡¡NO LES IMPORTA!!, mientras den leche, mientras se puedan mantenerse en pie, mientras los sigan llenando de dinero y sobre todo mientras siga habiendo gente que todos los días se siente en las mesas a tomar un lechero, NO LES IMPORTA.

Así que la próxima vez que visiten el “Heroico puerto de Veracruz” y vayan a tomar café al “gran café de la parroquia”, acuérdense que en el fondo del vaso hay: severas cojeras, tumores, rodillas inflamadas al tamaño de una gran toronja, ojos secos y olor a putrefacción.

¡Que disfruten su café!






1 comentario:

Sebastián Liera dijo...

Mi rabia e indignación se igualan. El principio de ambos maltratos es el mismo: la explotación y el despojo de un sistema que no tiene más corazón que el dinero, más cerebro que el dinero, más nada que el dinero.
Detrás de la leche en las cafeterías de "La Parroquia" (creo que hay una en Coyoacán, nunca he tomado nada allí y ahora con esto menos) están esas vacas indefensas, expuestas a la explotación inmisericorde de un desgraciado empresario; detrás del café, las horas de explotación a comunidades indígenas veracruzanas o chiapanecas o oaxaqueñas o poblanas o etcétera.
No me atrevería a decir que una explotación es más grave que otra; simplemente ambas denotan lo miserable de éste sistema. Sin embargo, me extraña el "pero" de tu comentario en el blog; la idea que me quedó fue: bueno sí, qué triste; "pero" esto es más grave. No sé, pero si es así; esta vez no estoy de acuerdo.
Creo que tan grave es una situación como otra; finalmente, el que despoja a una familia indígena de sus tierras es el mismo que puede ser capaz de maltratar a un animal; porque si no respeta a su semejante qué se puede esperar que haga con "quien" no lo es. Saludos.