"Porque es nuestro existir, porque es nuestro vivir, porque él camina, porque él se mueve, porque él se alegra, porque él ríe, porque él vive: el Alimento"



Códice Florentino, lib,VI, cap.XVII

domingo, julio 09, 2006

Con Mozart y una sopa

El sábado escuché en Radio Educación un programa que le dedican a Mozart por los 250 años de su nacimiento, el programa está a cargo del maestro Eusebio Ruvalcaba. Él mencionaba que al escuchar a Mozart te conecta con la alegría. Tal vez me tachen de blasfema, pero me hizo pensar lo mismo mientras preparaba mi comida, porque cuando duele el alma, del mismo modo que cura al oír el Concierto # 21 para piano y orquesta en do mayor K. 467, así puede recuperarte en tu centro el aroma y el sabor abrigador de una buena sopa.
El melómano Ruvalcaba decía que obras como esta nos demuestran lo fortuito del ser humano, Mozart con este concierto tiene la capacidad de trasmitirnos su alegría y el poder suficiente para hacernos olvidar de la podredumbre humana. Mi sopa no compite en nada con el concierto, pero tiene estas cualidades, alejarte de lo ordinario, y así en combinación con el concierto se estableció un enlace armónico entre tanto caos de incertidumbres y tristezas.


Los principales ingredientes: Quelites y hongos

Los quelites son tan sencillos que pasan desapercibidos, sobre todo porque no es una hierba común que se encuentre en los despersonalizados supermercados con nombre gringo. La sencillez no le quita lo nutritivo, supera a otras hortalizas como la espinaca, la col, la lechuga. Quelite viene del nahuatl y significa: hierba comestible. Desde los antiguos mexicanos era una hortaliza fundamental en su dieta básica, en esta época de lluvias es cuando más abundan, al igual que los hongos clavitos. Son quelites además de los aromáticos: pipicha, pápalo y trapanche, el epazóte, el xonequi de Xico, el chipilín o chepíl, los huazontles y hasta el amaranto.



Los "clavitos" están en temporada, son
sabrosísimos, sin ellos no sería lo
mismo hacer esta sopa. Estos los compré en Jamaica,
a una señora que los vendía en el suelo, los trajo
directo desde Río Frío.



Ya en casa un buen consomé hecho anteriormente es la base para esta sopa.
Hierve primero con los quelites, ajo y cebolla.



Un manojo grande de epazóte




Nopalitos cocidos


Los protagonistas de la olla


A disfrutar de la generosidad que da la tierra

1 comentario:

¿Gusta Usted? dijo...

Carmen que rica sopa. Aunque no consiga los clavitos, le puedo poner champiñon o cremini, claro no quedará igual. No la conocía, gracias por el enlace, hasta hoy pude entrar. Quería venir con calma a darme una vuelta Me gustó mucho el cambio de imagen el tu blog

Un abrazo!