Algunas colonias de la ciudad de México son verdaderamente agraciadas con respecto a los lugares para comer. Ayer fui a una fiesta en casa de una amiga en la colonia del Valle y me sorprendió gratamente, montones de taquerías: El Naranjito, Manolos, Los Pericos, sin contar con cafecitos y fondas.¿Por qué, por qué, por qué? como siempre tan mal distribuidas las riquezas en este mundo, en mi pinchurrienta colonia no tengo un buen lugar donde ir a comer tacos. Algún lugar que me salve de los tacos carísimos y ya no tan buenos del Califa de León, la última vez que fui, creo que me cobraban por cada taco ¡17.00 pesos!, aparte el refresco de ampolletita. Las famosas gaoneras se convirtieron en un bistec cuerudo y salado, lo único que lo salva es una exquisita salsa de chile pasilla.
Aunque hay que ver que a los vecinos de estas taquerías no se han de sentir tan felices, un restaurantito significa, basura, cucarachas y que te bloqueen tu entrada. Sin embargo ahora que lo pienso esas cualidades también las tiene mi colonia y no hay ninguna taquería. ¡ Oh, Dios, la vida no es pareja!
Hablando de enchiladas, mi maestro de poesía nos dio unos poemas de poetas de Corea del Sur, este en particular me hizo reír mucho ayer que fui a la Merced. En un puesto de tacos de carnitas estaban apiladas en una vitrina diferentes cortes y ahí, -igualito que cuando pegaba contra el vidrio mi hermano su narizona y yo del otro lado lo veía divertida- ví las trompas de puerco, separadas ya de su sorisa, pegadas al cristal.
SONRISA
De pie frente a la sonrisa
en la cabeza de un chancho
recién horneado
no seas menos generoso.
Ko Un
1 comentario:
No sufras Carmen, sólo adéntrate unas calles sobre Ribera de San Cosme y encontrarás ricos tacos y exquisitos antojos.
¡¡Buen porovecho!!
Publicar un comentario